Mexicar/ Ideas sin plan

AutorEnrique Canales

Todos esperamos que los candidatos tengan un buen plan para México. Pero, después de escuchar cientos de sus pronunciamientos, yo dudo de la capacidad que tienen para planear. Planear bien es difícil. Por ejemplo, hay gente que siente que planea cuando dice "debemos hacer esto". Esos son propósitos y los propósitos no son planes. Igual proponen: "vamos a acabar con la falta de educación, vamos a acabar con la indigencia, vamos a acabar con la inseguridad y con la corrupción", por mí, pueden idear lo que quieran, pero anhelo escuchar planes completos, bien hechos.

Proponer programas y acciones de Gobierno debería ser el resultado de su capacidad de planear. Algunos candidatos comienzan a mostrarnos ciertos proyectos concretos que piensan realizar, como por ejemplo: que todos los niños aprendan inglés y computación o que todas las mujeres durante su embarazo, tengan derecho a una atención médica. Ojalá tengamos más ofertas concretas de este tipo para darnos una idea del futuro Gobierno, pero, ¿todas las ofertas del tipo general o del tipo concreto, nos las vamos a tragar así nomás?

¿Cómo vamos a juzgar si esas ofertas, proyectos o programas provienen de un buen plan, de un mal plan o si tan sólo son promesas de un pretendiente interesado? Lo digo, porque supongo que todos vamos a votar por el candidato que mejores planes tenga para realizar los mejores proyectos durante su Gobierno. Creo que sería muy malo si vamos a votar por simpatías personales o emocionales. El criterio emocional lo debemos utilizar para el trato familiar o para escoger nuestra pareja, pero no nos conviene utilizar corazonadas para escoger un Presidente.

Tampoco debemos escoger a un candidato por su altura, su modo de caminar, por motivos divinos, motivos religiosos, motivos meramente económicos, el tamaño de su hebilla, motivos de venganza, motivos policiacos o motivos nacionalistas y otros "motivos emocionales" por el estilo, pues nuestra historia y la de otros países nos ha demostrado lo que los pueblos han sufrido al meter a la emoción en asuntos de administración pública. Sin embargo, me temo que tendemos a escoger a los candidatos por motivos emocionales, precisamente porque no es fácil aplicar la razón para juzgar en este tipo de asuntos tan complejos.

Los discursos de los actuales candidatos nos indican una gran variedad de errores de planeación. A veces un candidato se pone de pechito y nos muestra cándidamente las debilidades de su plan, si es que tiene alguno...

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