Ignacio Salazar Mariscal/ Dispersados en Ceresos

AutorIgnacio Salazar Mariscal

Uno de los graves problemas que aquejan al País es el relativo a la inseguridad pública, no obstante los generosos esfuerzos y cuantiosos recursos que hasta hoy se han destinado; los mismos no han tenido los resultados por todos esperados en el combate a esta plaga social denominada delincuencia, que lejos de amedrentarse ante el embate de la autoridad pareciera como si cobrara nuevos bríos en su desmedido afán por contravenir el orden social establecido.

En el esquema global de la seguridad pública, la prisión cobra un papel relevante en el combate a la delincuencia, ya que los fines que han perseguido a través de su historia han sido variados, pues van desde la simple venganza, hasta la intimidación, ejemplificación, disuasión y en los últimos treinta años el fin pretendido ha sido el de la readaptación, rehabilitación, resocialización, reinserción y otros tantos 're', con lo cual se ha buscado hacer mejores a quienes han sido privados de su libertad por haber ofendido los estados fuertes y definidos de la conciencia colectiva.

A partir del año 1971 se da una importante reforma penitenciaria en el País, principalmente al promulgarse la Ley que Establece las Normas Mínimas Sobre Readaptación Social y Sentenciados.

Existió un excesivo optimismo en los nuevos centros carcelarios, en cuanto a factores disuasivos y también como instituciones aptas para el tratamiento y la reeducación de los delincuentes. Desdichadamente con el pasar del tiempo, se observó que aun las nuevas instituciones se veían envueltas por las viejas lacras de las antiguas prisiones: corrupción, prostitución, alcoholismo, drogas: huéspedes inseparables que semejan siameses condenados a permanecer de por vida unidos a ellas.

Tal vez el problema de la prisión sea un problema de identidad, toda vez que ésta se da en un ambiente antinatural; se separa al preso de sus familiares, y amigos, se le hace olvidar de su medio habitual, se le da forzada compañía con sujetos peores; se le somete a sistemas opresivos, etc. Todo ello dificulta y aun impide la resocialización, a pesar del uso de instrumentos técnicos, escuelas, talleres, régimen de trabajo, actividades culturales y deportivas.

El futuro de la prisión en México, de seguir en las actuales condiciones resulta poco alentador, sobre todo que la misma ha demostrado que no obstante los esfuerzos realizados hasta ahora, constituye en rotundo fracaso en la lucha de la sociedad contra el crimen. En la prisión, el orden y la...

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