Con imaginación espumosa

AutorGuillermo Ysusi

Encontrar una cerveza hecha con ingredientes como café, maíz, hoja santa o guayaba es cada vez más común en México. No siempre fue así, pero las cervecerías artesanales de todo el mundo se han encargado de dotar con creatividad a la industria.

Hace 15 años era casi imposible conseguir una cerveza que escapara a un puñado de estilos. Aunque no las conocíamos por esos nombres, sino como "claras" y "oscuras", solíamos beber American Lager, Pilsner, Vienna Lager y Munich Dunkel.

Después, algunos cerveceros se arriesgaron a presentar estilos distintos. No fueron los primeros, pero sí los que más conocemos actualmente. Cervecerías como Cosaco, Minerva y Primus empezaron a ofrecer aromas, sabores y texturas que no resultaban familiares: cerveza "roja", Pale Ale, Altbier... No sabíamos qué era, pero sabía distinto y rico.

Esta nueva oleada de cerveceros también se concentró, al menos en un inicio, en un pequeño número de estilos con buen balance de sabores y fáciles de tomar.

Comenzó a volverse algo cotidiano, aunque no sencillo, encontrar Minerva Colonial, Viena, Pale Ale o Stout en algún restaurante; Tempus Clásica y Doble Malta en uno que otro bar; Cosaco Güera, Roja y Negra sólo en algunos puntos específicos de la Ciudad de México.

Llegaron después, alrededor de 2011, etiquetas importadas de cerveceras reconocidas por su creatividad. Rogue y Mikkeller fueron las más "exóticas", pues rompieron la concepción que teníamos de una cerveza, sus ingredientes y, por supuesto, su precio.

Fue la primera vez que vimos botellas venderse a más de 100 pesos y recetas hechas con soba -variedad de trigo usada en los fideos japoneses-, avena y café o adicionadas con lactosa.

Descubrir que una cerveza estaba elaborada con cuatro ingredientes principales -agua, cereales malteados, lúpulo y levadura- fue una gran revelación para quienes gustábamos de la cerveza. Escuchar que podían agregarse tantos ingredientes como se pueda imaginar, cambió por completo el terreno de juego.

La influencia vino de otros países, pero a los mexicanos nos gusta experimentar y crear sabores propios, así que no pasó mucho tiempo antes de que aparecieran marcas como Calavera, con su popular Mexican Imperial Stout, hecha con chiles secos, o La Chingonería, que adicionó cacao y chiles a otra Imperial Stout.

Pasamos, casi de la noche a la mañana, de las cervezas balanceadas y fáciles de tomar, a las Stout completamente negras, de cuerpo pesado y sabores sumamente intensos.

Por muchos años...

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