Tienen imborrables recuerdos del terremoto

AutorLuis Enrique Pacheco

MURAL / México

MÉXICO.- En la Plaza del Sol, levantada en memoria de los muertos por el derrumbe del edificio Nuevo León, el sacerdote Alonso Villalobos oficia misa mientras desde un rincón, Rafael Anaya, residente desde hace 30 años del aledaño edificio Michoacán, murmura plegarias.

Los verdes ojos de Rafael se enrojecen cuando vuelve a ese amanecer imborrable y mortal.

"Te cimbra ver una mole gigante echa añicos, como un guiñapo de trapo, pero a la vez oprimiendo a muchos vecinos, amigos, es algo duro de seguir recordando", dice.

Sociólogo de profesión, casado y padre de tres niños, Rafael solía practicar el atletismo.

"Por esa época me preparaba para el maratón de la Ciudad de México. Por las mañanas me iba a correr con mi amigo Cuauhtémoc Abaca, no contábamos con que esa mañana iba a ser diferente a todas las demás.

"Al salir luego del terremoto" continúa, "vi una nube de polvo gris. La primera impresión fue: 'ay, qué bárbaro, se han de haber caído los árboles'. Nunca me imaginé lo que miraría después".

Su primera reacción fue avalanzarse sobre los escombros del edificio Nuevo León, arañando por doquier en búsqueda de amigos y vecinos.

Con...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR