Industria Cerillera: Baja la flama de su negocio

AutorKarla Ramírez

MURAL/México

MéXICO.- La industria cerillera nacional tiene cada año una flama más pequeña, pues los encendedores han usurpado el mercado del encendido no sólo de México, sino de todo el mundo.

Estos instrumentos que trabajan con gas butano han dejado atrás a esos pequeños trozos de madera con punta de color que al roce con una lija se encendían.

Hasta finales de la década de los 30 la industria cerillera nacional producía 80 millones de cajas al año, lo que significaba prácticamente todo el mercado del encendido mexicano; hoy apenas fabrica 38 millones, poco menos de la mitad, y a pesar de que los integrantes del sector no ven más allá, tampoco se aventuran a decir que elaboran un producto en extinción.

Llámese precio o fidelidad lo cierto es que los cerillos aún conservan un pequeño trozo del mercado. En el 2000, se producían 68 millones de luces, pero un año después sólo fueron 58 millones, es decir, el mercado sufrió una reducción de 14.7 por ciento, y así año tras año, han reducido su participación; en cambio, los encendedores crecieron dos dígitos del 2000 al 2001 en el mismo periodo y hoy se producen 110 millones de unidades.

Mantener la confianza y fabricar un producto de calidad es para José Antón Corro, integrante del Consejo de Administración de Cerillera La Central, la mejor arma para enfrentar los fuertes ventarrones que les generan los encendedores, aunque las cifras no sean nada elocuentes.

Con la llegada del encendedor, a principios de la década de los 40, su producción se redujo a la mitad; este invento, con capacidad para 2 mil encendidas, contra una por cerillo, no sólo les robó mercado, sino los obligó a reducir el tamaño de la industria.

La Central es la empresa más importante del ramo y por ello, fue a la que más le afectó la entrada de los encendedores, pues de operar 11 fábricas hoy sólo tiene tres.

Así, comenzó la primera de innumerables batallas que han tenido que enfrentar estos flamígeros utensilios.

Bic, el que "no sabe fallar" que de ser slogan ahora ya es parte de su nombre, detectó en 1973 en México un gran mercado como en la mayoría de los países.

"Observó una necesidad, práctica, económica y segura para encender velas, estufas, en lugar de hacerlo con un cerillo", menciona Alejandro González, director general de la firma.

Ante la presencia del encendedor, ambos se disputaron el mercado de fumadores y recientemente, el de las amas de casa.

Sin embargo, poco a poco, el mercado se fue abriendo, y entraron...

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