Frontera Invisible / El gran reto de la política exterior estadounidense

AutorSergio Muñoz Bata

La última es Karen Hughes, la confidente y antigua colaboradora del Presidente George W. Bush, quien asumiera el puesto en agosto de 2005 y recién acaba de anunciar que renuncia al puesto a finales de diciembre. La anterior, Margaret Tutwiler, ex vocera del poderoso abogado del Presidente y ex Secretario de Estado James Baker, apenas duró seis meses en el puesto. La gestión de la famosa publicista Charlotte Beers duró menos de dos años y más breve aún fue la de la primera titular del puesto Evelyn Lieberman, quien renunció antes de cumplir 16 meses en el puesto.

Si bien es cierto que Hughes pagó el noviciado con pifias que evidenciaban su falta de experiencia en el mundo de la diplomacia, también es cierto que gracias a su cercanía al Presidente logró aumentar considerablemente el presupuesto de la oficina, creó una eficiente infraestructura de comunicación para responder a los medios árabes y organizó interesantes programas de intercambio cultural con niños árabes.

Nada de esto sirvió. Durante su mandato, la imagen de Estados Unidos no sólo no mejoró sino que tuvo un marcado descenso en los países musulmanes.

A pesar de los malos resultados, la crítica de los círculos más liberales del país no se ha centrado en el desempeño de Hughes. Más bien, lo que se ha enfatizado es que cualquier intento de mejorar la imagen del país está condenado al fracaso mientras sigan vigentes las políticas de la Administración de Bush que perpetúan la ocupación de Iraq; plantean tortuosas redefiniciones de la tortura; se repudian los Convenios de Ginebra; se establecen centros de detención ilegales y se le da trato preferencial a Israel en el conflicto con los palestinos.

Históricamente, apenas sería justo señalar que el sentimiento anti Estados Unidos en el mundo ha pasado por ciclos en los que aumenta y disminuye en función de sus guerras y su poderío militar, su política exterior, el avance global de la economía de mercado, el contacto directo con los americanos y con la cultura popular norteamericana.

Hay países cuyos reclamos a Estados Unidos son antiguos y legítimos, pero pocas veces el reproche ha sido tan universal y tan justificado como en los últimos años.

Entre los grupos moderados también prevalece la opinión de que la imagen del país no va a mejorar con programas de fortalecimiento de la diplomacia pública, y aunque reconocen el peso del problema coyuntural que representan las...

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