Opinión Invitada / Juan Carlos Guerrero: Pésimo descuido

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Los años 60 y 70 estuvieron repletos de profecías sobre la autodestrucción de la especie humana, que algunos consideraron como alarmistas. Sin embargo, en los 80 y 90 fuimos testigos de cómo el imaginario del desastre ecológico se extendió por todo el planeta.

La tragedia ecológica tiene muchas escalas. Podemos hablar de desgracias épicas como la de Chernobil, en la ex Unión Soviética, o del hundimiento del buque petrolero Exxon Valdez en Alaska. Pero también podemos hablar del tema en una dimensión que, no por ser a una menor escala, deja de contener las mismas condiciones de impacto que las grandes desgracias ecológicas de nuestra era.

Nos referimos al golpe ecológico que subyace en eventos desafortunados como el de la Presa Hurtado, dentro del Municipio de Acatlán de Juárez. Las aguas de dicha presa fueron contaminadas con más de 4 mil toneladas de melaza.

El producto provino, no tan accidentalmente, de unos contenedores que se encontraban mal instalados en el Municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Digo que no tan accidentalmente, porque hubo constancia mediante el acta 1022 de la Dirección de Medio Ambiente de Ecología de Tlajomulco, donde los inspectores indicaban que desde el 17 de junio se habían encontrado graves anomalías en los manejos de la melaza depositada en los grandes depósitos. Ese fue el aviso. Vino después, la indolencia por parte de las autoridades de Tlajomulco.

La negligencia, el desinterés y la ceguera dieron la pauta para que ocurriera uno de los peores desastres ecológicos en nuestro Estado de los últimos años. Hablamos de que 4 mil toneladas de melaza pasaron por las narices de las autoridades y desembocaron en la Presa Hurtado sin que ninguna de las autoridades...

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