Isabel Sepúlveda / Antídotos a la intimidación

AutorIsabel Sepúlveda

Intimidar es hacer que alguien sienta miedo. Es cuando una o varias personas, con mayor fuerza, atemorizan a otras que no tienen manera de defenderse en ese momento. Puede hacerse con maltrato verbal, humillación intencional y amenazas que llegan hasta la violencia física. Las dictaduras fascistas y comunistas del siglo pasado utilizaron grupos de intimidación llamados camisas negras o pardas, como instrumento para acabar con la oposición.

Este tipo de represión política y social se da a lo largo de la Historia con una característica similar: el poderoso que controla a esos grupos niega cualquier relación con ellos porque su actuar es ilegal.

El fin de semana pasado se filtró la guía que utiliza el partido Morena para abuchear a los Gobernadores de Oposición en los eventos públicos que organiza el Gobierno federal, cuando va de visita el Presidente López Obrador a las entidades donde aquellos gobiernan. De nada sirve que el Presidente se haya deslindado de inmediato, los hechos confirman la estrategia de intimidación: cada evento de este tipo al que ha asistido López Obrador desde que asumió la Presidencia son celadas para desgastar el poder de un gobernante elegido democráticamente.

Hay un enorme cinismo y falta de respeto a los Mandatarios estatales en las respuestas que da el Presidente: pedir a los asistentes que se porten bien, hacer consultas a mano alzada para que decidan si quieren que hable el Gobernador, o de plano sentarse a platicar con alguien de su comitiva, mientras los gritos de la multitud impiden hablar al Ejecutivo estatal.

La trampa la organiza la Oficina de la Presidencia, el superdelegado federal y la Secretaría del Bienestar, encargada de todos los programas sociales que se dan directamente a los beneficiarios, a quienes invita y da preferencia. Ellos escogen hora, día, lugar, orden del día y oradores, pero eso sí, los gastos corren por cuenta del Gobierno estatal.

Lo que debería ser un encuentro público entre los Mandatarios con la población como testigo, para mostrar coincidencias, anunciar proyectos y demostrar unidad para realizarlos, a pesar de orígenes partidistas diferentes, se convierte en un chantaje, en un callejón sin salida para los Gobernadores anfitriones.

Los Estados dependen en más de 80 por ciento de los ingresos que la Federación les asigna. Los Gobernadores necesitan que el Presidente los visite ya que cualquier obra de importancia que requieran, sobre todo por la mayoría...

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