Isabel Sepúlveda / Modelo fallido

AutorIsabel Sepúlveda

No podemos perder de vista lo que sucede en el campo, cuna de bienestar o de problemas en un país. Ayer, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), presentó los avances en los programas prioritarios de agricultura. Al revisar el documento, es inevitable recordar que de buenas intenciones está lleno el camino al infierno.

Esto aplica a Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), el nuevo organismo descentralizado dependiente de la Sader. Además de fusionar las dos empresas públicas encargadas de abastecer de productos agrícolas y ganaderos a comunidades empobrecidas de todo el País, Liconsa y Diconsa, también incluye en sus funciones la reimplantación de precios de garantía a cultivos básicos: maíz, frijol, trigo panificable y arroz, así como a la leche fresca, para impulsar el desarrollo de los pequeños y medianos productores.

Son tres los objetivos de Segalmex: apoyar a los más necesitados, reducir importaciones y la búsqueda de autosuficiencia alimentaria. Este tipo de programas no es nuevo, fueron recurrentes durante los setenta años de hegemonía priista. No resolvieron la pobreza ni lograron la autosuficiencia, pero sí mantuvieron una clientela electoral campesina basada en el chantaje y la corrupción: no votar por el candidato del PRI significaba la suspensión de subsidios económicos y en especie que, después de pasar por infinidad de abusos y fugas, llegaban muy mermados a sus destinatarios.

La diferencia radica en que esta vez el Gobierno federal manejará una inmensa infraestructura unificada y centralizada, a través de 36 mil tiendas de abarrotes en todo el País. La mayoría de sus sucursales contarán con venta de tiempo aire para celulares y cajeros automáticos, en donde los beneficiarios podrán recibir apoyos y pagos directamente desde las oficinas que el Presidente disponga.

Otra característica es que para su operación se han eliminado casi todos los intermediarios, estatales, municipales, líderes de organizaciones campesinas. Por si fuera poco, este organismo también pretende convertirse en proveedor de reclusorios, DIF Nacional, Secretarías de la Defensa, Marina, Salud, Educación Pública, IMSS e ISSSTE.

En papel es una gran idea, pero la realidad es otra si se revisa la causa principal del fracaso de los anteriores programas de este tipo: el precio de garantía. Este es el precio oficial con que el Gobierno compra granos básicos y leche, directamente al productor, a precios más altos que los de...

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