Isabel Sepúlveda / Ratones en esquina

AutorIsabel Sepúlveda

Aunque usted no lo crea, a mí me da mucho gusto este asunto del Auditor y los diputados locales. Gozo de ver bajo el reflector y el escrutinio público a legisladores y funcionarios, a quienes pagamos exageradamente bien por cuidar nuestros intereses y, en vez de hacerlo, se dedican a tejer redes de complicidades para enriquecerse a costa de nuestros impuestos, abusando del presupuesto.

Durante casi 70 años el sistema vertical autoritario priista troqueló la percepción ciudadana para que sólo enfocara su atención hacia lo que hacía y dejaba de hacer el Poder Ejecutivo. En esta estructura piramidal los otros dos Poderes, el Legislativo y el Judicial, se encontraban completamente subordinados a las órdenes del Presidente de la República y con efecto cascada, en los Estados, a las del Gobernador, quien a su vez controlaba y daba cuenta a su jefe el Presidente, de Alcaldes, diputados locales y jueces.

El 90 por ciento de la población no tenía idea de cómo funcionaban los tres Poderes y los tres niveles de Gobierno. El conocimiento se limitaba a una clase, ya olvidada, de Civismo o de Ciencias sociales de primaria. No más. Así le funcionaron las cosas al PRI y su sueño de opio es que así vuelva a ser, por eso sus diputados federales, por órdenes de Peña Nieto, se empeñan en bloquear la reforma electoral que nos permitirá tener una democracia, no la ideal, pero sí una más avanzada y funcional.

El problema es que, hasta la fecha, es muy bajo el interés de la gente por conocer lo más elemental del organigrama de Gobierno, ya no se diga las funciones de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco o de los demás organismos diseñados para hacer contrapeso a los tres Poderes. Sin interés no hay atención, y sin ésta, no hay vigilancia. Así se construye el escenario ideal para el manejo opaco del presupuesto y de las decisiones discrecionales para gastarlo. De ahí mi satisfacción: el Auditor, Alonso Godoy y los diputados de esta 59 Legislatura, al igual que los legisladores de la 57 y la 58, apostaban a la apatía y desmemoria ciudadana.

Porque en dichas Legislaturas se gestaron y acordaron la mayoría de las leyes y reglamentos con los que los actuales diputados justifican los abusos de ahora. Hay dos momentos clave: uno, los acuerdos tomados por los integrantes de la Junta de Coordinación Política de la 57...

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