Isabel Turrent / Brexit: cómo destruir un país

AutorIsabel Turrent

Entrar a la Cámara de los Comunes en Westminster requiere de paciencia e imaginación: la cola es larga y hay que imaginar a los Comunes en sesión porque está siempre vacía para los mirones. Pero desde las alturas, es fácil identificar los rasgos que han sostenido en buena parte la ejemplar democracia británica. El espacio entre las bancas del partido gobernante y la oposición, con su gabinete en la sombra, es tan estrecho que los políticos británicos tuvieron que aprender a debatir con pragmatismo y racionalidad para no sacarse los ojos. Pueden protestar en voz alta, pero la cortesía reina casi incontestada. El respeto ha derivado siempre de los modos arcanos que han gobernado al Parlamento: los símbolos de la presencia de la Corona y un Speaker cuya palabra es la autoridad suprema.

Los debates alrededor de Brexit en las últimas semanas nos han permitido a todos ser testigos de cómo se debate en los Comunes. Pero no en su mejor momento. La campaña del referéndum del 2016 sobre la pertenencia de Gran Bretaña a la Unión Europea (UE) y los dos años y medio de divisiones y polarización que la siguieron son el mejor ejemplo de lo que el populismo puede hacerle hasta a un país rico con una democracia consolidada: el épico desastre político que ha sido Brexit lo describió J. Freedland en The Guardian.

De afuera hacia adentro, Brexit transformó las cuarteaduras y desencuentros que han existido siempre entre Europa y el RU en un abismo insalvable. Los ingleses siguen esperando -y creyendo- que Europa se dividirá y algunos países apoyarán su posición y harán concesiones; la UE confía en que los Brits entren en razón y decidan quedarse. Los dos están equivocados.

Fronteras adentro, Brexit pulverizó el sistema tradicional de partidos. El Partido Conservador se dividió, de hecho, en dos: los fanáticos eurófobos que dominaron la campaña de 2016 (Rees-Mogg, Boris Johnson y el más peligroso de todos, Steve Baker, que es el cerebro detrás de la campaña a favor de un Brexit "duro": un ideólogo radical a quien los costos económicos de Brexit le importan un comino) y los moderados que apoyan un Brexit "lite" (whatever that means).

Los laboristas no han jugado un mejor papel. Con un líder como Jeremy Corbyn -un fanático castrista- han prometido que renegociarán Brexit con la UE y lograrán que Gran Bretaña se salga de la UE y, al mismo tiempo, se quede dentro de ella.

El debate en la Cámara de...

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