Jaime Sánchez Susarrey / Ocho lecciones

AutorJaime Sánchez Susarrey
  1. El Gobierno de la República hizo de la guerra contra el narcotráfico su santo y seña. Fue el mismo Calderón quien la definió en esos términos. No sólo eso. Uno de sus hombres más cercanos, Gerardo Ruiz Mateos, Secretario de Economía, declaró que sin la decisión de enfrentar el problema a fondo, el próximo Presidente de la República podría ser narco. La gravedad de la situación es evidente. El poder económico y la capacidad de fuego de los narcotraficantes es superior a lo previsto. ¿Por qué entonces el Presidente de la República se escandaliza porque del lado estadounidense exista una enorme preocupación? Los 10 mil muertos que van en este sexenio no desaparecerán por decreto. Lo que se afirma internamente se niega externamente. No hay congruencia.

  2. Hillary Clinton sorprendió a tirios y troyanos. La Secretaria de Estado planteó tres tesis fundamentales: 1) "Nuestra (la de Estados Unidos) insaciable demanda de drogas ilegales impulsa el narcotráfico"; 2) "Nuestra incapacidad de evitar el contrabando de armas a través de la frontera para dotar a esos criminales causa la muerte de policías, soldados y civiles"; 3) "Siento que tenemos corresponsabilidad". Nadie se esperaba aquí semejante giro. Pero en Estados Unidos tampoco. Las voces críticas en su contra, sobre todo del lado republicano, se multiplican. Felipe Calderón cometería un grave error si subestimara o menospreciara el gesto y el discurso. Se está abriendo una ventana de oportunidad estratégica y fundamental para ganar o cuando menos contener el poder de los cárteles de la droga.

  3. La Historia y la Geografía no mienten. El recurso más importante del Estado mexicano en política exterior es la vecindad con Estados Unidos. La Casa Blanca no puede darse el lujo de que el sistema económico o político se colapse en México. Las repercusiones sobre los 3 mil kilómetros de frontera serían inmediatas. Basta imaginar las olas de millones de migrantes que buscarían cruzar la frontera buscando trabajo o seguridad. Ése fue el criterio que llevó a Bill Clinton a otorgar en 1995 el crédito de 51 mil millones de dólares. Y es también el principio rector del Gobierno de Obama. Hillary Clinton lo dijo en una frase refiriéndose a la economía: "nosotros nos levantamos y caemos juntos". El Presidente de la República y el Secretario Carstens deberían repetir el estribillo 100 veces hasta memorizarlo. En política exterior no hay que inventar el hilo negro. Basta con tener claro los objetivos y la...

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