Jaque Mate/ Dos visiones

AutorSergio Sarmiento

"Hay velas que lo alumbran todo, menos el propio candelero".

Christian Hebbel

Washington, DC.- Hoy, 29 de febrero, el Presidente Bill Clinton de los Estados Unidos deberá entregar al Congreso su recomendación para la certificación de distintos países por su esfuerzo en contra del narcotráfico.

En esta ocasión no se esperan problemas para México. Hay una casi virtual certeza de que el Presidente pedirá la certificación de nuestro País.

Es verdad que el Senador republicano Jesse Helms, acompañado por el representante (Diputado) también republicano Benjamin Gilman, presidentes de los comités de relaciones exteriores de las dos cámaras del Congreso estadounidense, enviaron la semana pasada una carta a la secretaria de Estado Madeleine Albright en que cuestionaban esta esperada certificación de México y recalcaban la "insatisfactoria cooperación mexicana" en la lucha contra el narcotráfico. Pero las voces de estos dos influyentes republicanos, al parecer, no serán suficientes para eliminar o condicionar la certificación a nuestro País. Se espera que el Presidente Clinton conseguirá sin problemas el número de votos que necesita en el Congreso para aprobar la certificación de nuestro País.

La certificación de este año, sin embargo, no pondrá fin al tema que se ha convertido en el mayor irritante de la relación entre México y los Estados Unidos. Las controvertidas declaraciones que realizó el embajador estadounidense en México, Jeffrey Davidow, el 24 de febrero, cuando dijo que México es un centro internacional del narcotráfico en tanto que los Estados Unidos no lo es, no han hecho sino subrayar las visiones tan distintas que sobre este problema subsisten entre los dos vecinos distantes.

Para el embajador Davidow, un experimentado diplomático de carrera que no se ha caracterizado en el pasado por hacer declaraciones extravagantes, México y Colombia son al narcotráfico contemporáneo lo que Sicilia era a la Mafia. Aun cuando la Mafia podía realizar actividades en los Estados Unidos, según este punto de vista, su centro de operaciones era Sicilia.

La visión de México es, por supuesto, muy distinta. Si bien los mexicanos reconocemos la existencia de bandas de narcotraficantes en nuestro País, muchos sostenemos que el proceso de distribución de la droga no se detiene súbitamente en la frontera con los Estados Unidos. Debe haber, necesariamente, bandas de narcotraficantes que lleven los narcóticos de la frontera a las grandes ciudades de la Unión...

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