Jaque Mate / Fructosa

AutorSergio Sarmiento

"Todos los impuestos recaen, al final, sobre la agricultura".

Edward Gibbon

Los legisladores mexicanos -con esa incapacidad que tienen para entender la economía- decretaron a fines del 2001 la aplicación de un impuesto especial de 20 por ciento a los refrescos elaborados con fructosa. El resultado ha sido el desplome de la industria de la fructosa en nuestro país y una inminente escasez de azúcar.

Hasta el año 2001 la fructosa -que se produce con maíz amarillo en lugar de caña de azúcar- representaba el 11 por ciento del mercado nacional de edulcorantes. De los 5 millones de toneladas anuales que se consumían en México, 550 mil eran de fructosa y el resto de azúcar de caña. La mayor parte del consumo de fructosa, 360 mil toneladas, se satisfacía directamente con producción nacional: sólo el resto se importaba. El golpe del impuesto, por lo tanto, ha sido muy directo en contra de una industria que había invertido grandes cantidades de dinero en México para ser competitiva.

Hasta la aplicación de este impuesto, la producción mexicana de fructosa -un edulcorante que tiene grandes ventajas prácticas para endulzar productos líquidos- se encontraba al alza. La empresa Arancia acababa de realizar una inversión de más de 200 millones de dólares en nuevas instalaciones de la más avanzada tecnología, mientras que Almex (Almidones Mexicanos) se encontraba también en curva ascendente. El nuevo impuesto hizo que se desplomara su producción de manera injusta: se castigó a las empresas por ser más competitivas.

El impuesto ni siquiera estaba diseñado para generar nueva recaudación fiscal. Su propósito era simplemente beneficiar a una industria -la del azúcar de caña- y golpear a otra, la de fructosa.

El propósito perverso se consiguió. Las empresas refresqueras -muchas de las cuales tienen intereses en la industria azucarera- cambiaron sus insumos de fructosa a azúcar. Con esto evitaron pagar un centavo del nuevo impuesto, pero también aumentaron la demanda de azúcar de caña. El precio en el protegido mercado nacional ha subido para beneplácito de los grupos que controlan esta industria. Y el alza, como siempre, la han tenido que pagar los consumidores. Mientras en México el azúcar al mayoreo tiene un precio de 5 mil 700 pesos la tonelada, en Sudamérica cuesta 2 mil 650 pesos la tonelada.

Con esta medida destinada injustamente a favorecer a un grupo de industriales, sin embargo, los políticos mexicanos han generado una nueva crisis. Ante el aumento...

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