JAQUE MATE / El mal holandés

AutorSergio Sarmiento

"El Niño Dios te escrituró un establo / y los veneros del petróleo el diablo".

Ramón López Velarde

En varias ocasiones he señalado en esta columna que México se convertirá pronto en un importador neto de hidrocarburos. Esta afirmación no es popular. Muchos políticos la consideran exagerada o incluso mentirosa. México, dicen con un orgullo patriótico difícil de entender, es un país petrolero y lo seguirá siendo.

La tendencia que estamos viendo en las estadísticas oficiales, sin embargo, no ratifica esta posición. La exportación de petróleo crudo mexicano está bajando de manera constante, en tanto que las importaciones de gas, petrolíferos y petroquímicos aumentan a un ritmo vertiginoso.

El superávit de la balanza petrolera -ese que se obtiene de restar de nuestras ventas de crudo las compras de otros hidrocarburos- fue de apenas mil 510 millones de dólares en octubre de este 2008, 23 por ciento menos que en el mismo mes del 2007. La baja es consecuencia de una disminución en la producción de petróleo crudo al tiempo que han aumentado las importaciones de otros hidrocarburos, particularmente las de gasolina.

Según cifras que Pemex dio a conocer la semana pasada, en los 10 primeros meses de 2008 se registró un descenso de 9.6 por ciento en la producción de petróleo crudo del país frente al mismo periodo del año anterior. Esto se tradujo en una caída de 17 por ciento en el volumen de exportación. Sólo un precio internacional extraordinariamente alto -que ya ha caído- ocultó temporalmente la situación.

La producción de refinados (gasolina, diesel, combustóleo y otros) bajó 2.4 por ciento en el periodo. Las ventas de petrolíferos subieron 17.5 por ciento, impulsadas en parte por el subsidio a las gasolinas y el diesel. Como consecuencia, el valor en dólares de las importaciones de hidrocarburos se disparó 63 por ciento.

De continuar las actuales tendencias, para julio de 2011 (como lo señalé el pasado 25 de agosto en un artículo) seremos importadores netos de hidrocarburos. En un máximo de seis años lo seremos incluso de petróleo crudo.

Durante mucho tiempo esta perspectiva ha sido vista con horror por nuestros políticos. Y no sorprende. Los políticos han sido los principales beneficiarios de una bonanza petrolera que ellos mismos han ahogado, al no atreverse a hacer una reforma a fondo en la industria de los hidrocarburos. Los ingresos del petróleo han permitido a estos políticos repartir dinero sin molestarse en hacer la reforma fiscal que...

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