JAQUE MATE / Obras públicas

AutorSergio Sarmiento

"A fin de convertirse en amo, el político se presenta como servidor".

Charles de Gaulle

A fines de los años 90, cuando Cuauhtémoc Cárdenas encabezó el primer Gobierno perredista de la Ciudad de México, Ricardo Pascoe, delegado en Benito Juárez, hizo una pequeña obra vial, una "vuelta inglesa", en el conflictivo cruce de Río Mixcoac e Insurgentes.

Pascoe me comentó entonces que muchos problemas de tránsito pueden resolverse con obras viales pequeñas, pero los "políticos priistas" prefieren hacer grandes obras para generar contratos de construcción. A los políticos les conviene gastar mucho; por eso las empresas constructoras se cuentan entre sus principales donadores.

Los priistas al parecer han regresado al Gobierno de la Ciudad de México. Marcelo Ebrard ha gastado enormes cantidades en obras que, en lugar de resolver problemas viales, los agravan. Y las cosas se van a poner peor. Este próximo lunes, 10 de enero, se iniciará la construcción de dos nuevas secciones del segundo piso del Periférico. Esto añadirá problemas a una Ciudad ya agobiada por la construcción simultánea de varias obras que han creado un permanente caos vial.

Muchas de las obras que se han hecho bajo el Gobierno de Ebrard han resultado no sólo ineficaces para resolver los problemas que debían atacar sino incluso contraproducentes. Un ejemplo es el paso elevado que va de la avenida Revolución a ese punto en Río Mixcoac e Insurgentes en que Pascoe colocó su vuelta inglesa. La obra empeoró de manera significativa los ya habituales congestionamientos de la zona, pero además creó otros nuevos.

Durante años la Avenida Constituyentes, paso obligado de los camiones de carga que van de la Ciudad de México a Toluca y de ahí a la zona poniente del país, estuvo en obra para supuestamente mejorar la vialidad. Al parecer el costo del proyecto fue de 350 millones de pesos. La nueva vialidad fue inaugurada dos veces, quizá para sacarle el máximo provecho político. Al final, sin embargo, el flujo de vehículos se ha vuelto mucho más lento.

La Ciudad de México no es el único lugar del país en el que se hacen obras inútiles y caras. Quizá el ejemplo más extremo es el Distribuidor Vial Revolución de Torreón...

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