JAQUE MATE / Pobre conspiración

AutorSergio Sarmiento

"La falta absoluta de pruebas sólo demuestra que la conspiración está funcionando".

Anónimo

Aceptemos para no molestar que Luis Donaldo Colosio fue asesinado el 23 de marzo de 1994 por una conspiración "urdida desde las más altas cumbres del poder". Eso es, después de todo, lo que piensa la mayoría de la gente.

Escoger Lomas Taurinas en Tijuana para el homicidio del candidato presidencial fue una decisión magistral. Se trata de una hondonada y, como el templete se ubicó en la parte más baja, un francotirador profesional habría podido matar a Colosio de un solo tiro desde la parte alta y huir de inmediato por el Boulevard Cuauhtémoc Norte sin que nadie lo encontrara jamás.

Pero en lugar de contratar a un tirador profesional, los conspiradores optaron por un obrero de 23 años de una maquiladora, Mario Aburto Martínez, sin ninguna experiencia criminal, con estudios hasta la secundaria y que por su inestabilidad emocional duraba solamente unas cuantas semanas en cada empleo. Aburto no era precisamente bueno para guardar secretos. A una chica que pretendía, Alma Rosa Cruz Soto, le dijo que mataría al candidato. Lo escribió también en unos textos de desequilibrada redacción en un libro de actas que tenía guardado.

No sólo seleccionaron los conspiradores a un matón improvisado sino que le pidieron que matara al candidato a corta distancia, a quemarropa, pese a que las posibilidades de que pudiera escapar eran virtualmente nulas. Los conspiradores estaban seguros que ni en 45 años de cárcel el asesino material los delataría.

No paró ahí la tacañería. Para llevar a cabo el trabajo Aburto contó con una pistola usada, una Taurus calibre .38 especial, vendida originalmente en Estados Unidos en 1977, 17 años atrás. Después trató de obtener una mejor. Quiso comprarle una 9 milímetros a Marco Antonio Zamudio, pero no le alcanzó el dinero, ni siquiera cuando ofreció darle también la Taurus.

El colmo es que los conspiradores sólo le dieron a Aburto cuatro balas, también viejas. ¿No les alcanzó el dinero para comprarle por lo menos seis balas nuevas y llenar el cargador? Las balas viejas fallan con más frecuencia que las nuevas por lo que la tacañería de los conspiradores ponía en peligro el proyecto. Pero con cuatro balas tuvo que ejecutar el encargo el joven trabajador.

Sorprende más que Aburto se presentó...

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