JAQUE MATE / Química del amor

AutorSergio Sarmiento

"Empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados".

Erich Fromm

Permítame decirle, señora, que no puedo evitarlo. Mi testosterona se agolpa en el cuerpo y se vuelve efervescente simplemente al verla o al oler sus estrógenos. ¿Significa esto que tenemos química?

Mi corazón late con mayor velocidad; perspiro, aunque no haga calor; mi rostro se sonroja; siento mariposas que me revolotean por el estómago; y sufro cambios en mi anatomía que, por pudor, prefiero no compartir en este espacio. ¿Podría ser amor? ¿O es simplemente un aumento de oxitocina?

No lo sé. Las definiciones del diccionario de la Real Academia no me ayudan a comprender lo que me pasa: "Amor. 1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear... 4. m. Tendencia a la unión sexual". ¿Realmente aclaran algo estas definiciones? No parece que el amor sea el mejor campo de acción de los lexicógrafos.

Pero ¿qué dicen los químicos? Que las sensaciones que tengo cuando me acerco a usted empiezan con la emisión de una dosis de feniletilamina en mi cerebro. Ésta es una especie de anfetamina -que no nos oigan los políticos a los que les gusta prohibir estas sustancias- que hace que se libere en mi cuerpo dopamina, un neurotransmisor que genera una sensación de bienestar y de placer, y norepinefrina, una sustancia similar a la adrenalina que produce un aumento del ritmo cardiaco y excitación.

La feniletilamina también manda la señal para la liberación de otro compuesto de este complejo coctel: la oxitocina, una hormona que tiene funciones muy distintas en los cuerpos de hombres y mujeres dependiendo del momento. La oxitocina, por ejemplo, promueve las contracciones del parto y hace brotar la leche materna, pero también ha generado en mí ese deseo que ha hecho que me acerque peligrosamente a usted.

Como cuando bebo tres martinis, este coctel del enamoramiento me hace perder la cabeza... y no sólo en sentido figurado. Me baja el nivel de serotonina, otro neurotransmisor. Este descenso se registra también en las personas que registran comportamientos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR