JAQUE MATE / El Saloncito

AutorSergio Sarmiento

"Sin leyes están aquellos que hacen de su voluntad la ley".

William Shakespeare

Los maestros terminaron por asfixiar El Saloncito. El cierre de esta taquería de mariscos en la calle de Ramos Arizpe, frente al Monumento a la Revolución, es indicativo de la falta de derechos en México y en el Distrito Federal de aquellos que no pertenecen a grupos políticos.

El Saloncito ya no pudo abrir sus puertas el viernes 8 de noviembre. Una pinta en la puerta de metal agradecía a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, el haber matado el negocio.

Seis personas estaban empleadas en el restaurante. Trabajaban también la dueña, Tania Jácome, y un familiar. El local es alquilado, lo que significa que entre los damnificados se encuentran ahora los dueños del predio que difícilmente podrán alquilar nuevamente el local.

No pasará mucho tiempo para que toda la zona se convierta en un cementerio de negocios, como lo son ya las calles en torno a la Secretaría de Gobernación. Los comercios y restaurantes no tienen más derecho que el de pagar impuestos a las nuevas tasas elevadas decretadas por la clase política. La autoridad se niega siquiera a garantizar que los espacios públicos permanezcan abiertos. Le tiene demasiado miedo a la CNTE.

La lucha entre los negocios y los activistas es sumamente desigual. La Coordinadora se financia con recursos infinitos de los contribuyentes. Los maestros y "comisionados" del sindicato reciben sus quincenas aunque no se presenten a las aulas. La CNTE exige a los maestros, aun aquellos que no están de acuerdo con sus tácticas, que participen en sus movilizaciones porque de otra forma les frenará el acceso a incentivos y ascensos.

Del otro lado, los dueños de negocios son ignorados por las autoridades. A lo mucho el gobierno del Distrito Federal les ofrece préstamos para enfrentar su falta de ingresos, mientras que el gobierno federal sólo promete seguir negociando con la CNTE. Muchos negocios se mantienen abiertos con la esperanza de que la pesadilla termine en algún momento. Pero como bien lo sabe ya la dueña de El Saloncito, esta esperanza es vana.

Los dirigentes de la CNTE no tienen por qué abandonar la extorsión como forma de vida. Ésta les ha dado...

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