Javier Hurtado / El Jefe de Gabinete

AutorJavier Hurtado

Recientemente, en diferentes tonos, distintos académicos, actores políticos, y hasta precandidatos presidenciales se han referido a la necesidad de crear en nuestro País la figura de Jefe de Gabinete. En el contexto de las confusas propuestas que han existido sobre la reforma de nuestro sistema de Gobierno, la consistente en crear ésta figura en el ámbito del Poder Ejecutivo ha sido una de las más precisas, aunque no por ello deje de estar exenta de malos entendidos o falsas interpretaciones. Así, por ejemplo, el jueves pasado el dirigente nacional y aspirante presidencial del PRI, Roberto Madrazo, sostuvo: "soy partidario de un Jefe de Gabinete que pueda ponerse de acuerdo con el Congreso y que el Congreso nos permita trabajar mejor, pero hay que hacer una reforma al Congreso, porque en la elección del próximo año no va a ser diferente su composición (...) Necesitamos un partido que pueda hacer mayorías".

Nada más falso que suponer que la figura forma parte de la estructura orgánica del Poder Legislativo y que con su creación, por decreto, el partido político más votado dejaría automáticamente de ser minoritario en el Congreso de la Unión. Lo que en el caso de otros países la experiencia demuestra es que el Jefe de Gabinete surge para que en torno a esta figura -mediante acuerdos y negociaciones políticas- se construyan coaliciones gubernamentales o legislativas en las democracias presidenciales en las que una constante es que el partido del Presidente sea minoritario en la Asamblea Legislativa. Es decir, si no existe voluntad y oficio político de parte del Presidente y su partido, la Jefatura de Gabinete no anula en automático el carácter minoritario que en el Congreso tenga la formación política a la que pertenezca el Presidente de la República.

El problema en nuestro País es que en el partido del Presidente no existe, ni ha existido -ya que lo mismo pasó con el PRI, como ahora con el PAN-, una cultura que acepte reconocer el carácter minoritario de su organización política y la necesidad de entrar en negociación con otras fuerzas para formar una coalición mayoritaria en el Poder Legislativo. De tal manera que, si de entrada no existe un cambio de actitud en esta materia, daría lo mismo en nuestro País tener o no tener un Jefe de Gabinete.

Conviene aclarar que mientras el Presidente de la República no deje de ser Jefe de Gobierno, la creación de un Jefe de Gabinete dentro de la estructura del Poder Ejecutivo no alteraría en nada el...

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