Javier Livas / Inevitabilidad

AutorJavier Livas

El PRI quiere que todos los mexicanos crean en la "inevitabilidad" de su triunfo para el 2012. Tratan desesperadamente de generar una típica cargada al estilo Echeverría y López Portillo. Se quedaron ciclados con los tiempos en que todos sabíamos quién iba a ganar porque el PRI profesaba "en el conteo, está el ganeo".

Hoy por hoy, existen muchísimos argumentos válidos para rebatir la inevitabilidad del regreso del PRI a Los Pinos.

En primer lugar, las encuestas que señalan a Peña Nieto como gran delantero en la contienda tienen una cosa en común: un alto porcentaje de los encuestados simplemente no responden la pregunta. Mientras ese porcentaje esté por arriba del 20 por ciento la encuesta no sirve para nada.

Peña Nieto construye su popularidad con el dineral que está gastando. Ya de cerca, es un tipo al que le falta mucha sustancia. Va a dejar al Estado de México más quebrado que Nati dejó Nuevo León. Puede tener adversarios internos.

Otra razón para no creer que el PRI ya la tiene hecha para el 2012 es que en todas las últimas elecciones presidenciales ha habido sorpresas. Salinas llegó con miles de actas disputadas y urnas custodiadas por militares. Zedillo fue producto del asesinato de Colosio, el candidato original del PRI. Fox remontó un marcador que Labastida creía tener ganado. Calderón logró en el último minuto desbancar a López Obrador de un triunfo que todas las encuestas le otorgaban como cosa segura.

Nada pierde el PRI en tratar de generar una cargada a exactamente un año de la elección. Esto pone nerviosos a los contrarios y los puede hacer cometer errores. En el PAN, por ejemplo, algunos de los aspirantes ya hablan de hacer alianzas entre ellos y tratar de despejar el camino para acaparar los reflectores. En el PRD, López Obrador se apresura a desligarse de la derrota de Encinas, siendo que fue quien lo impuso y evitó que el PRD se aliara con el PAN. Calma y nos amanece.

La cargada es un fenómeno claramente sistémico. Los electores se creen sometidos a fuerzas ajenas a ellos mismos, que los atraen hacia un resultado que no necesariamente les gusta.

A esto se le conoce como "la profecía que se cumple a sí misma". Es la psicología de un contagio colectivo, en el que pronosticar un resultado termina causando el resultado pronosticado. Si digo: "va a ganar el PRI" ayudo a que gane, pues influyo en otras personas. Si...

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