Javier Livas / Reservas confeti

AutorJavier Livas

No entiendo a López Obrador y a Ebrard, pero tampoco a Ernesto Cordero. Hablo de quien hace unos días renunció de la Secretaría de Hacienda para dedicarse de tiempo completo a una precampaña que oficialmente ni siquiera ha empezado.

Cordero invita a celebrar los 130 mil millones de dólares que el Banco de México posee como reservas. Lo pregona como éxito de su gestión hacendaria.

Seré directo y drástico: hace buen rato que no aplican los criterios de política económica que ahorcaban a México como soga en el cuello en los años 70, 80 y principios de los 90.

En aquellos tiempos, me explica mi asesor en esta materia, era importante tener reservas porque Estados Unidos nos prestaba dinero. Tener reservas era la manera de mantener crédito para importar maquinaria y desarrollar al País.

Era lógico que entre más reservas teníamos, más crédito teníamos y más podíamos invertir y crecer. Eramos importadores netos tratando de convertirnos en exportadores. Nuestra balanza comercial con Estados Unidos era siempre desfavorable y nos cobraban intereses.

Las reiteradas crisis en las que terminaban los sexenios priistas eran precisamente en razón de que los priistas imprimían pesos a lo bestia, que luego se cambiaban por dólares en el Banco de México y se gastaban en los Estados Unidos. Muchos pesos y pocos dólares era la sencilla combinación de los descalabros sexenales reiterados.

Las crisis sexenales priistas se repitieron como el Alka-Seltzer. Los jóvenes de hoy no saben del endeudamiento con Echeverría y López Portillo e inflación galopante con De la Madrid. Luego tesobonos con Salinas. Crisis tras crisis y devaluaciones catastróficas.

En 1994, coincide la firma del Tratado de Libre Comercio con el inicio del último sexenio del PRI en manos de Zedillo. Terrible medicina y castigo por los excesos priistas. Empieza la importación libre de mercancías, el desmantelamiento de nuestra incipiente planta industrial y también el éxodo de mexicanos al extranjero, 400 mil por año hasta nuestros días. Empieza la globalización en serio y la muerte de mexicanos en Arizona.

Lo que importa ahora, sin embargo, es el giro que dieron los Estados Unidos. Recordemos al empresario y ex candidato independiente a la Presidencia, Ross Perot diciendo que Estados Unidos estaría exportando empleos. Así sucedió y todo dio reversa. Estados Unidos se convirtió en el gran importador. George Bush aceleró la emisión de deuda estadounidense a lo desesperado para financiar guerras...

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