Jesús Silva-Herzog Márquez / Modelo educativo

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Pensar en la educación es asumir el futuro. El gobierno federal ha presentado el boceto de su ideal educativo. No es el descubrimiento del fuego pero refleja una ambición que hace décadas no se percibía en la educación mexicana. El gobierno se atreve a ver lejos y alude al vocabulario de la revolución: ruptura, refundación, radicalismo. Hay quien piensa que ahí está su error: su desconexión de la engorrosa realidad. No coincido. El modelo es eso, un proyecto, el trazo de los propósitos. Criticable habría sido lo contrario: un plan que se entierra en el fango de nuestras limitaciones y no se anima a levantar la vista. El modelo plantea la idea de un México abierto a la creatividad, un país en diálogo con el mundo y en la ola del presente, una ciudadanía que, además de informada, es también sensible. El documento me parece plausible: una guía atendible de los propósitos que deben alentar el empeño educativo.

Encuentro en el modelo una aspiración de contemporaneidad. Poner a México en el presente. A ello responde la decisión de emprender la segunda alfabetización y convertir al país en una nación bilingüe. Cuánta razón tenía el candidato del PRI que hace casi veinte años propuso como centro de su política educativa el inglés y la computación. ¿No queremos eso para nuestros niños? ¿No son herramientas con las que todos deberían contar? Desconocer hoy el vocabulario de la tecnología, ignorar los códigos de las máquinas que procesan la información y la comunicación contemporánea es padecer el ostracismo del analfabeta. Habitar el presente es hacerse de esos instrumentos de navegación. Lo mismo diría de la determinación de hablar y comprender el inglés. La marejada de la hostilidad trumpiana cederá tarde o temprano. Seguiremos en el mismo vecindario, en un proceso imparable de integración. Hablar inglés será una herramienta indispensable para dialogar con el norte y aprovechar las ventajas que tiene la vecindad. También es un recurso insustituible para entender el lenguaje de la ciencia, de las humanidades y del comercio de nuestra era.

Por supuesto, esos dos propósitos no excluyen otros objetivos. Veo en el documento también un esfuerzo por cultivar la individualidad. Educación para ser libre, para ser feliz. Se trata de cambiar el sentido mismo del proceso escolar: alentar la curiosidad, ofrecer pistas para encontrar uno mismo el conocimiento, iniciar un viaje por la cultura, las letras, las ciencias que no tiene fecha de...

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