Joann Novoa / A 51 años...

AutorJoann Novoa

Este domingo celebramos el 51 aniversario del reconocimiento del voto de la mujer en México, hecho histórico que muchas veces no es valorado en su justa dimensión. En el México del Siglo 21, el derecho al voto de la mujer pudiera parecer una afirmación normal y cotidiana, pero no siempre fue así.

Este acontecimiento que marca la historia de México en todos los ámbitos de la vida social, económica, política y cultural, fue el fruto de valientes jornadas de mujeres ejemplares que decidieron dar un paso adelante en situaciones adversas y a contra corriente, en la búsqueda de equidad con los varones.

Este esfuerzo en el ejercicio de los derechos civiles y políticos encuentra algunos de sus primeros antecedentes en el Siglo 19 en América Latina. En Chile, un grupo de mujeres consiguió inscribirse para ser electoras en las elecciones presidenciales de 1876. El Salvador, en 1886, reconoció la ciudadanía a la mujer. En México existen registros de movimientos sociales y culturales de finales del Siglo 19 ,y antecedentes ya en el Siglo 20 como el alcanzado en 1920 en Yucatán, al obtener la mujer el derecho al voto activo y pasivo, es decir, poder votar y ser votada, pero únicamente en elecciones locales.

En el ámbito internacional podemos identificar dos hechos históricos que concretan avances en la búsqueda de la equidad: el reconocimiento de la igualdad entre los hombres y las mujeres, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1945, y la declaración del Día Internacional de la Mujer por la ONU en 1975.

En México fue hasta 1953 cuando se reconoció el derecho al voto de la mujer en el ámbito federal, arribo tardío que llega en medio de fuertes resistencias de la clase política dominante en aquellos años, resistencias que en Acción Nacional se combatieron promoviendo desde el principio de su fundación el respeto de la dignidad del hombre, varón y mujer, como lo afirmaba don Efraín González Luna.

"Conforme a la naturaleza, el hombre y la mujer debieron participar siempre en las funciones cívicas y políticas, y no debió la ley civil establecer ninguna distinción. La naturaleza humana exige del hombre y la mujer, pues que los dos son seres racionales y libres, los dos están sujetos a la misma ley moral y viven en sociedad y por idéntica respuesta a los requerimientos de la vida social en el terreno del deber político".

En aquella sesión histórica de octubre del 53, el diputado panista Francisco Chávez González afirmaba en la tribuna "vamos a...

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