Jorge Narro Monroy / Hipótesis
Autor | Jorge Narro Monroy |
Hace unas semanas el Observatorio Ciudadano Jalisco Cómo Vamos publicó su sexta Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida, la correspondiente a 2018 (http://jaliscocomovamos.org/encuesta2018). Me concentraré en la sección "Ciudadanía".
De entrada, la encuesta advierte que entiende por ciudadanía "la calidad de ser ciudadanos, que a su vez entraña el derecho de participar responsablemente en la comunidad -con prerrogativas y obligaciones- en aras de mejorar el bienestar público".
Pues bien, 40 por ciento de la población del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG: Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco, Tonalá, El Salto) está insatisfecha con "el comportamiento de civilidad de la gente". ¿Buenas noticias? No si lo vemos al revés: 60% está más o menos satisfecha...
¿Raro? No. 2018 fue el año en que más homicidios intencionales se cometieron en la historia reciente de México: 34 mil 202. Si contamos a partir de 2007, cuando la declaración de guerra al narco por parte de Felipe Calderón, la cifra alcanza los 250 mil. Añadamos a lo anterior la desaparición de más de 40 mil personas y el desplazamiento forzado de casi 9 millones. ¿Infernal? Tampoco. En marzo del año pasado, la ONU dio a conocer su Informe Mundial de la Felicidad. Son seis variables las que se utilizan para la medición: ingresos, esperanza de vida saludable, apoyo social, generosidad, libertad y confianza. De los 156 países que aparecen, México ocupó el lugar 24 (en 2017 estaba en el 25)... Nos ganan, y no por muchos puntos, los países escandinavos, Suiza, Holanda, Canadá... Y, en América Latina, Costa Rica. Pero estamos por arriba de Chile, Brasil, Argentina e incluso Uruguay, la apacible y próspera república del maravilloso ex Presidente Pepe Mújica...
Satisfechos con la civilidad, felices de la vida... ¿Se trata de un admirable optimismo o de una trágica ceguera? No lo sé de cierto. No soy psicólogo social. Pero tengo algunas retorcidas hipótesis...
Si digo que las cosas van más o menos bien, no tengo por qué cambiarlas. Si normalizo la violencia y la insolidaridad, no tengo razones para movilizarme o, al menos, para protestar. Si la maldad me supera, mejor reaccionar a la defensiva negándola o, al menos, minimizándola.
Un 86.9 por ciento de la población del AMG está...
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