Jorge Volpi / Legítimos

AutorJorge Volpi

Lo primero que conviene afirmar es que el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela es uno de los más ineficaces, torpes y burdos de nuestro continente. Con su autoritarismo, su barbarie y su ceguera ideológica, a lo largo de estos años parece haberse empeñado en destruir por completo al país, sumiéndolo en una crisis humanitaria sin precedentes, motivo de una migración inusitada de ciudadanos de todos los sectores de la sociedad, desde los más ricos hasta los más desfavorecidos. Con su terquedad y su pasmo, aniquiló el propio sueño bolivariano de Hugo Chávez, su mentor, al provocar que la pobreza y la desigualdad se incrementasen como nunca. De ahí que incluso dentro de su propio partido haya tantas muestras de descontento, solo equilibradas por el terror a perder el poder y a que la corrupción de las nuevas élites salga a la luz.

Su triunfo en las elecciones de 2013, por poco más de un punto porcentual, fue ya ampliamente cuestionado, pero es sobre todo a raíz de las elecciones legislativas de 2015 que su deriva dictatorial se vuelve más drástica cuando impulsa un golpe de Estado mediante el cual el Poder Judicial, integrado por incondicionales suyos, elimina las competencias de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y promueve una Asamblea Nacional Constituyente para suplantarla. A partir de entonces, Venezuela vive en un estado de excepción que no puede equipararse en ninguna medida con un sistema democrático. Las elecciones presidenciales de 2018, boicoteadas por la oposición, volvieron a concederle a Maduro un triunfo a todas luces ilegítimo.

Es en este contexto que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se erige hace unos días como "presidente encargado". Con rapidez, los gobiernos de Trump, Bolsonaro y otros países latinoamericanos -casi todos con regímenes de centro o de derecha- se apresuraron a reconocerlo. Los antiguos aliados de Chávez, Cuba, Bolivia o Nicaragua, han sido los únicos en mantener su apoyo irrestricto a Maduro, mientras que México y Uruguay han tomado una postura moderada, de llamamiento al diálogo entre las partes.

Resolver una crisis constitucional de esta magnitud no es tarea sencilla y la posibilidad de que estalle la...

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