Jorge Volpi / La novela de Rosario

AutorJorge Volpi

Los villanos ejemplares son siempre necesarios. Concentran todos los males de una época y dirigen los reflectores sobre sus peores vicios; distraen la atención de figuras igual de perversas o despreciables; son blanco del rencor acumulado por tantas otras vejaciones o abusos; y, en fin, nos llevan a olvidarnos de nuestros demás problemas. No deja de resultar significativo que, en estos últimos años, nuestros grandes villanos sean villanas: Elba Esther Gordillo y Rosario Robles. Una y otra se han convertido en esos monstruos imprescindibles: ello no quiere decir que no sean culpables de los crímenes que se les han achacado -lo más probable es que lo sean-, pero llama la atención que se trate de dos mujeres que no encajan con los parámetros de nuestra sociedad machista, mientras decenas de hombres tanto o más corruptos que ellas se mantienen en su cómoda impunidad.

Ambas mujeres, cuyas carreras políticas nacieron en el sindicalismo, parecerían encarnar tradiciones contrarias, pero se emparientan en su ascenso y su caída, y en el modo en que sus enemigos -y la sociedad en su conjunto- las vilipendió e insultó de todas las maneras posibles. Dos mujeres heterodoxas que, para abrirse paso en un medio tan misógino como el mexicano, hicieron suyas todas las triquiñuelas de sus competidores masculinos con tal de hacerse con el poder o conservarlo, y al final terminaron pagando doblemente, por su indudable corrupción y, sí, por ser mujeres.

Las vidas de las dos contienen material suficiente para sendas novelas, pero me concentro en la de Rosario Robles. Habría que imaginar su infancia y juventud en un medio desfavorecido, su inteligencia y su habilidad para salir adelante, sus convicciones de izquierda, su educación política en los sectores radicales de la Facultad de Economía y su decisión de contribuir a mejorar las condiciones de los trabajadores y de las mujeres. Hasta aquí, una Bildungsroman clásica: la heroína que supera incontables obstáculos, se modela a sí misma y llega al círculo donde podrá mostrar su liderazgo, en este caso el PRD, esa amalgama de la izquierda reunida en torno a Cuauhtémoc Cárdenas.

Y será Cárdenas, precisamente, quien se dará cuenta de sus virtudes: su temple, de su honestidad -que ella no deja de presumir, mostrando su modesto estilo de vida- y su...

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