Jorge Volpi / Quimioterapia

AutorJorge Volpi

El diagnóstico, qué duda cabe, ha sido impecable: un país no solo gravemente enfermo, sino casi agonizante tras doce años de sufrir un cáncer que ha hecho metástasis en cada uno de sus órganos. La metáfora, que espera no incomodar a quienes en verdad sufren este padecimiento, parece oportuna: México como paciente terminal devorado por la corrupción, la desigualdad y la violencia. Así lo encontró, en efecto, Andrés Manuel López Obrador: una nación en ruinas, hecha añicos por dentro y por fuera debido a la exacerbación de la violencia derivada de la guerra contra el narco desatada por Felipe Calderón, la corrupción acendrada, como política de Estado, por Enrique Peña Nieto y el olvido sistemático de la mayor parte de la población por parte de las élites. Un México, pues, al borde de la muerte.

Un país con muchas leyes, pero sin ninguna justicia, donde los criminales -sean los responsables de los 250 mil asesinatos derivados de nuestra fallida estrategia de seguridad o el inconcebible número de políticos corruptos- nunca pagan por sus delitos y donde, en cambio, miles de inocentes se hacinan en las cárceles. Un país donde la impunidad es la regla y donde todo está hecho, todo, para proteger a los poderosos. Y un país, en fin, con una desigualdad bochornosa, donde millones se hallan en la pobreza o en la pobreza extrema y no gozan de ninguno de los privilegios reservados a quienes se han aprovechado de ellos durante décadas.

¿Qué hacer, pues, con un paciente en estas deplorables condiciones? Quiero suponer que esta es la pregunta que en algún momento se hizo el equipo de López Obrador. Y su respuesta, por lo que hemos podido atestiguar en estos meses, ha sido aplicar una terapia de choque, en todos los órdenes, con la esperanza de que el paciente sobreviva a una medicina que corre el riesgo de ser más dolorosa y extrema que la propia enfermedad. Una quimioterapia, pues, que para acabar con las células cancerígenas de la corrupción no discrimina en matar, a la vez, millones de células sanas.

¿Se trataba de la única estrategia posible? Difícil saberlo en este momento. Sólo puede decirse que, por irresponsable que parezca, es la medida que la mayor parte de la sociedad eligió para atacar los...

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