Jorge Volpi / El torturador

AutorJorge Volpi

El 7 de mayo de 2009, tres años y medio después de la detención de su tío Israel, los hermanos Alejandro y Juan Carlos Cortez Vallarta asisten a una comida en el taller de su tío René, donde se encuentran con sus abuelos y su madre. Cerca de las 5 de la tarde, se dirigen a comprar unas refacciones cuando un par de automóviles les cierran el paso. Un grupo de sujetos armados los rodean y, en medio de insultos y golpes, los obligan a bajarse. David Bernal, jefe de los agentes de la policía, ordena que los esposen y luego le da a Juan Carlos un fuerte golpe en la cabeza.

-¡Ah, son los Vallartas! ¡Son Vallartitas! -les dice-. ¡Pues ya se los cargó su pinche madre!

A continuación, los obligan a subir a una patrulla y se dirigen al taller de René. Alejandro y Juan Carlos escuchan gritos hasta que los oficiales abren la puerta e introducen a empujones a René y dos de sus empleados. Obligado a tenderse en el suelo de la camioneta con el brazo sobre el metal incandescente, René sufre severas quemaduras. Apretujados, esposados y vendados, no saben adónde los conducen, aunque tal vez sea cerca de la delegación de la PGR en Chalco, un lugar al cual ahora llaman la Casa de las Torturas.

Una vez allí, Bernal obliga a Juan Carlos a quitarse la ropa, los agentes lo atan de manos y pies y le vendan los ojos. A continuación lo asfixian con agua helada. Entre los agentes hay un par de mujeres, quienes le preguntan por su tío Israel y por la exnovia de éste, Florence Cassez. Ante sus respuestas desafiantes, Bernal vuelve a ahogar a Juan Carlos. Pese a la tortura, éste no acepta inculparse. Al cabo de una hora, le pasan un tubo de metal caliente por la cara y el pecho y lo dejan caer sobre la pierna.

-El que sigue -ordena Bernal.

A Alejandro también lo obligan a desnudarse, le vendan los ojos y la nariz y lo bombardean con las mismas preguntas sobre Israel y Florence. Igual que a Juan Carlos, le ponen un trapo sobre la cara y le echan agua helada por todo el cuerpo hasta llegar a la boca. Varios sujetos se le montan encima y lo hacen vomitar. Los agentes deslizan un tubo incandescente cerca de sus testículos y lo pasan después por su sexo, sus ingles y sus axilas. Alejandro apenas puede hablar, pero ellos no paran de golpearlo hasta que vomita de nuevo y, debido a los golpes...

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