José Luis Cuéllar Garza/ Ecos del Informe en los trapiches

AutorJosé Luis Cuéllar Garza

El domingo 2 de septiembre me atreví a publicar en estas mismas páginas, algunas evidencias, notas o especulaciones sobre distintas materias de política que desde mi perspectiva, podrían ayudar a entender mejor el Primer Informe de Gobierno del Presidente Vicente Fox Quesada.

La hipótesis central de aquellas notas -que me gustaría recuperar aquí, con otra perspectiva-, podría resumirse en la idea de que en el México de principios del Siglo 21, existe ya por suerte un bastísimo número de temas en los que la palabra presidencial ha perdido el peso definitorio y absoluto que llegó a tener en un sistema político centralizado, en una economía estatizada y en medio de un régimen francamente presidencialista. El argumento complementario iría en el sentido de que en tanto vivimos un federalismo más descentralizado, donde los estados y los municipios tienen ahora más responsabilidades y recursos; en la medida en que nuestra economía y los mercados se han abierto, dependiendo incluso de manera creciente de la inversión privada y exterior; y ante la evidencia de que los poderes federales Legislativo y Judicial, igual que la diversidad política que se vive en la República comparten y equilibran la gravedad de la función de dirigir a la Nación, debería de resultarnos evidente que hoy por hoy, todos tenemos una tarea que cumplir en esta nueva etapa del desarrollo nacional y frente a la consolidación de nuestra incipiente democracia.

Me parece -después de releer el mencionado Informe, y luego de analizar los acontecimientos nacionales más recientes-, que aquellas hipótesis son básicamente correctas, aunque ahora creo también, tenemos todavía mucho que aprender, entender y reconocer de esta compleja realidad que está configurándose en el México del año 2001. Tenemos que entenderlo pronto, porque el tiempo vuela y porque, dicen, a la oportunidad la pintan calva.

Primero que nada habría que agradecerle al Presidente Fox, el gesto de guardarse de hacer en su discurso cualquier referencia a la expropiación decretada al día siguiente, respecto a los ingenios azucareros que luego de 15 años de ser privatizados siguieron en la insolvencia y en la misma situación de inviabilidad técnica, comercial, productiva y financiera en que las dejó el largo ciclo de su gestión bajo distintas figuras de empresa pública. Los hechos han venido a acreditar que la pertinencia, la bondad y seriedad de una medida de tanta trascendencia, no pueden depender en forma alguna de que su...

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