José Luis Cuéllar Garza / Por un Distrito de Justicia digno

AutorJosé Luis Cuéllar Garza

Es claro en nuestro País que el Poder Judicial ha sido, es y será (lo veremos en los próximos comicios federales) factor decisivo en la construcción de un orden institucional y un verdadero régimen democrático, más allá de las esferas estridentes y confusas de la alternancia política y el cambio alcanzado en el ámbito del sistema político, más constreñido a los poderes Ejecutivo y Legislativo, y siempre sujeto a los avatares del sistema de partidos.

La distinción de estas esferas dista mucho de ser un asunto académico sin mayor trascendencia para nuestra comunidad. Es más bien una cuestión clave para nuestro bienestar, para los procesos de desarrollo, para orientar las prioridades de la sociedad y de los agentes productivos, para tener claras las batallas a librar desde la comunidad y las organizaciones ciudadanas frente a ese ogro (otrora filantrópico, hoy simplemente patético) al que podemos llamar sociedad política o Estado.

No son pocas las personas y organizaciones que desde la sociedad civil y la academia han puesto en claro la centralidad institucional del Poder Judicial en la suerte de nuestra democracia, economía, orden social y, en fin, en el fortalecimiento de esa gran abstracción llamada Estado de Derecho: así, igual la Coparmex, que México sin Violencia; igual Federico Reyes Heroles, que Luis Rubio o Guillermo Zepeda Lecuona; René Delgado, que Luis Rabinal González, todos han tratado de hacer ver, en síntesis, que sin justicia no hay democracia, como sin seguridad no hay libertad, ni paz, ni armonía, ni confianza, ni solidaridad, ni nada.

Es cierto que desde hace algunos 20 años el Ejecutivo y el Legislativo federal han venido impulsando avances notables que han redundado en el fortalecimiento del tercer poder, aquel donde el poder público (a diferencia de los anteriores, en los que hay una jerarquía y una titularidad individualizable en las Presidencias de la República y del Congreso de la Unión), se distribuye por igual y colegiadamente entre los jueces de primera instancia que entre los Ministros de la Suprema Corte de Justicia.

En el ámbito federal, todo ello ha redundado en una creciente autonomía del Poder Judicial, el que administra sus recursos, define reglas de permanencia, ascenso y disciplina de su personal y cuenta con mecanismos y procedimientos para examinar, auditar, ratificar, corregir o enmendar en distintas instancias las decisiones de sus órganos, garantizando la protección de los derechos de la ciudadanía y...

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