José Luis Cuéllar Garza/ Hablemos de Zapopan

AutorJosé Luis Cuéllar Garza

El lunes 25 de marzo, MURAL dio cuenta de un importante fenómeno que viene gestándose en la zona metropolitana: el crecimiento y consolidación de un polo cultural, turístico, comercial, recreativo y de servicios en el bello casco histórico del Municipio de Zapopan. Luego de varios años en que venían apareciendo en dicha zona algunos restaurantes y bares para jóvenes, los últimos meses -coincidentes con la Administración del doctor Macedonio Tamez Guajardo-, por el efecto combinado de nuevas políticas de promoción económica, la ejecución de obras y equipamientos públicos y renovados criterios de gestión y regeneración urbana, está floreciendo en el corazón de la villa maicera un atractivo centro de reunión, creación y recreación.

De esta manera, en el cuadrante conformado por las calles 20 de Noviembre, Javier Mina, Emiliano Zapata y la confluencia de Prolongación Américas y Avila Camacho -justo en Los Arcos-, muy cerca de la Basílica de Zapopan, en tres grandes manzanas se han concentrado afamados comederos y bebederos para todos los gustos y todas las edades. Ahí se puede conseguir la mejor comida mexicana y muy buenos mariscos, un pozole extraordinario o ricas pastas y embutidos, nouvel cuisine internacional o cocina griega, por no hablar de muy buenas taquerías familiares. Ahí se pueden visitar algunas de las cantinas más tradicionales de la región, igual que los cafés más "in" o los bares más contemporáneos del Valle de Atemajac.

Uno de los detonadores principales de esta conjunción de ofertas lúdicas ha sido la renovación de la calle 20 de Noviembre -magníficamente adoquinada, con buena jardinería, adecuada iluminación- y su consolidación como andador peatonal (desde Los Arcos hasta Plaza de Las Américas), lo que ha permitido que una zona otrora decadente y deprimida se haya convertido en un espacio vivo y productivo. Claro está que a algunos zapopanos el asunto no parece convencerlos. Es el caso de algunos vecinos y de las hermanas Misioneras Guadalupanas que viven en el Colegio Margil (que fuera casa de campo del Cardenal Garibi Rivera), quienes se quejan del escándalo que luego producen los noctámbulos, igual que del ruido generado por alguno de los antros colindantes. Preocupa también que detrás de los bares lleguen los "giros negros", e incomoda el hecho de que falten estacionamientos adecuados para tanto coche como llega por allá. Así se explica que el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez se haya inconformado (en su columna publicada...

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