José Luis Lezama / Muerte en la Tarahumara

AutorJosé Luis Lezama

"Se trata en verdad del pueblo más inocente y desvalido de la Tierra".

Fernando Benítez

Dios los hizo erectos, criaturas de pie, y así, con la dignidad de los hombres erguidos, no de rodillas, los autorizó para que le hablaran, para que lo invocaran en sus ritos, en el Yúmari, que mantiene el orden cósmico, renueva la naturaleza, invoca la lluvia y cura la enfermedad; en la vida diaria, en la comunión y diálogo con el creador que propicia el ritual del Jícuri (peyote), en la danza del Bacánowa, cuando dialogan con todo lo que es sagrado, o incluso en las carreras de bola (Rarajípari, Ariweta), donde ponen a prueba, donde exhiben su condición de Rarámuri, hombres veloces, hombres de pies ligeros, cuando untados de la raíz de Bacánowa experimentan el abrigo de Dios, inmunes ante las fuerzas del mal, cuando no le temen al agua, al fuego, a la hostilidad de la noche; o cuando se sienten poderosos, dueños del mundo, animados por una gran fuerza para perseguir y alcanzar al venado, para ganarle la batalla a las fieras, a los hechiceros.

Son los blancos, los mestizos, los Chabochis, todos los del mundo de fuera, los no Rarámuris, los que los han postrado, los que los han humillado, los que les roban, los que les cambian baratijas por sus animales, los fuerzan a venderles sus productos, los expulsan de sus tierras, los que no les procuran ningún bien: la corona y los conquistadores españoles, los caciques, los políticos y el Estado que los idealiza en el discurso, manteniendo las condiciones de su miseria, los comerciantes mestizos que los engañan y extorsionan y el narco que hoy día se aprovecha de su desventura, empleándolos en los cultivos de enervantes que ocupan parte de la sierra y las barrancas. El Chabochi demarca, separa y define la frontera cultural y moral del universo Rarámuri; representa el mal, no son hijos de Dios, sino del diablo; representan lo opuesto a los valores que rigen el mundo y la conducta de los Rarámuris. Un Chabochi es algo, alguien de quien hay que cuidarse, simboliza lo que no es bueno en el mundo.

La noticia corrió por los medios electrónicos, por las redes sociales, tocó nervios sociales muy sensibles, hizo sonar la alarma cultural de nuestra identidad nacional: los Rarámuris, se están suicidando, las madres, al no poder alimentar a sus hijos entristecen y se lanzan a los barrancos en actos de suicidio colectivo. Así, con una noticia desmentida por diversas fuentes autorizadas y, sobre todo, por las autoridades...

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