José María Murià/ La mayor hazaña de Juárez

AutorJosé María Murià

Dada mi larga trayectoria en escuelas públicas de diferentes niveles, he vivido la veneración a don Benito Juárez como algo normal y casi cotidiano. He de reconocer, sin embargo, que con el tiempo aquella imagen de bronce encaramada en el más alto pedestal, que se me fue forjando hasta la preparatoria, sufrió un estrepitoso revés cuando mis primeras lecturas profesionales me hicieron saber que el ídolo modélico había andado de picos pardos fuera de su matrimonio, lo cual le había dejado varios descendientes. En efecto, a partir de ahí se acabó para mí el santo y empezó a crecer el hombre.

Mucho después, averiguaría también que doña Margarita Maza, allá en Washington, había dado igualmente nota de su persona, con gran zozobra de Matías Romero, nuestro Embajador de entonces, quien manifestó lo conducente del modo más discreto posible a la Cancillería mexicana. Viéndolo bien, no podía ser de otro modo, habiendo andado ambos de la ceca a la Meca.

Aprendí, pues, a explicar el comportamiento y las acciones de los hombres más que a preocuparme por emitir juicios de valor; sin embargo, nunca me he podido desprender -ni ganas tengo- de una fuerte carga nacionalista que me ha hecho admirar sobremanera la terquedad o porfía patriótica del hombre aquel.

Me considero más o menos demócrata, pero pienso que esta actitud debe redundar más en el respeto de las minorías que en la obediencia ciega a las mayorías. Tal vez por ello no he podido tampoco desprenderme de mi solidaridad con el principio de que "el respeto al derecho ajeno es la paz" y he sabido, además, encontrar en la legislación juarista no pocos testimonios de que, aun siendo un liberal de tiempo completo, procuraba matizar los nocivos embates de esta doctrina sobre la población indígena. De qué otra manera, si no, se explica su respaldo a Manuel Lozada...

Otros preceptos los considero explicables en su tiempo, pero contrarios del todo a mi manera de buscar una mejor situación contemporánea, a diferencia de quienes ahora se manifiestan a veces con tanto encono en contra de Juárez, cuando el día de hoy defienden a capa y espada lo que él preconizó.

Pero más que su enfrentamiento al clero tan adinerado, la vocación por defender los archivos de la República, la entereza y la dignidad con que hizo frente a la Intervención Francesa o su creencia fehaciente en los gobiernos de civiles y el respeto a las leyes, creo que la "mayor hazaña" que...

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