José Pablo Coello / Una noche soñada

AutorJosé Pablo Coello

En condiciones normales, la temporada de Filadelfia tendría que haber terminado hace mucho tiempo. Y es que muy pocos equipos en la historia de la NFL, habrían tenido la capacidad de sobreponerse a la pérdida de jugadores tan importantes como Jason Peters, Darren Sproles, Jordan Hicks, Chris Maragos y Caleb Sturgis. Sin embargo, el grupo que encabeza Doug Pederson mostró siempre su capacidad para enfrentar circunstancias adversas, y gracias al diligente trabajo del vicepresidente ejecutivo Howie Roseman, cada una de dichas ausencias fue suplida de forma eficiente y oportuna.

Cuando Carson Wentz dejó el partido contra los Carneros con una lesión que lo dejó fuera por el resto de la campaña, la suerte de las Águilas finalmente parecía echada. Y aunque Nick Foles los llevó a la victoria sobre la escuadra de Los Ángeles y ante los débiles Gigantes de Nueva York, sus actuaciones frente a Oakland y Dallas, sembraron muchas dudas de cara a la postemporada.

Fue entonces que el entrenador en jefe Doug Pederson, el coordinador ofensivo Frank Reich y el entrenador de mariscales de campo John DeFilippo se pusieron a trabajar horas extra para revivir a aquel jugador que había tenido, jugando con Filadelfia bajo las órdenes de Chip Kelly, una de las mejores campañas de la historia hace apenas tres años.

Con un plan de juego que buscaba simplificar al proceso de toma de decisiones y evitar errores graves de Foles, Filadelfia vino de atrás y aguantó hasta el último embate de los Halcones para vencer a Atlanta en la Ronda Divisional. Y el domingo, en el Juego de Campeonato de la Conferencia Nacional, con la confianza restablecida y una...

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