José Woldenberg / Venezuela y México

AutorJosé Woldenberg

Mucho se ha escrito sobre las coincidencias entre las recientes elecciones venezolanas y las mexicanas del 2006. Lo cierto, sin embargo, es que sus similitudes son dos: una votación cerrada y una impugnación de los resultados por el segundo lugar. Lo demás es diferente. Y "lo demás" son muchas cosas.

Empecemos por las condiciones de la competencia. En nuestro País las principales fuerzas políticas han realizado un esfuerzo nada deleznable por construir un piso de equidad para la contienda. Y para ello han tomado dos palancas muy importantes: el dinero y el acceso a los grandes medios de comunicación. Un generoso financiamiento público que se reparte con dos criterios combinados (30 por ciento de manera igualitaria y 70 por ciento de manera proporcional a la votación obtenida en la última elección federal) edifica un primer piso de equidad en la disputa. Los partidos y sus candidatos cuentan con suficiente dinero para desplegar todas sus potencialidades a lo largo y ancho del País y para entrar en contacto con el masivo universo de votantes.

Si eso fuera poco, los partidos y sus candidatos tienen garantizado un acceso a la radio y a la televisión a través de los llamados tiempos oficiales (con los mismos criterios que el reparto del financiamiento) durante las campañas, y ni ellos (a partir del 2007) ni nadie más (desde 1993) puede comprar espacio en esos medios. En el 2006 los partidos contaban además con recursos enormes para adquirir tiempos en radio y televisión, y así lo hicieron. (Cierto, en aquel año varias empresas y organizaciones privadas violaron la ley y compraron tiempos en los medios; lo que fue señalado por el Tribunal). También el IFE entregaba y entrega antes de iniciar la contienda unos lineamientos a la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión donde solicita que la cobertura de las campañas sea equilibrada, profesional, objetiva, etcétera. Y el propio Instituto hace un monitoreo del comportamiento de los noticieros de radio y televisión a lo largo de las precampañas y las campañas. Ni los lineamientos ni el monitoreo tienen fuerza coactiva, pero sirven para generar un cierto contexto de exigencia a los medios.

En Venezuela no hay nada de eso. El Gobierno de Hugo Chávez canceló el financiamiento público a los partidos de tal suerte que los cuantiosos recursos que llegan a las campañas o bien son desviaciones de las dependencias del Estado o recursos privados. Al abolir el financiamiento público se generó...

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