Juan Ciudadano / Buenas intenciones

AutorJuan Ciudadano

Pasaron cinco años para que el Presidente Felipe Calderón fijara públicamente su postura en torno a la relación entre seguridad y apertura informativa.

Antes de esto, si bien nunca lo dijo explícitamente, a partir de su actuación era posible interpretar que, siendo el combate al crimen organizado su prioridad, los márgenes de maniobra que se requirieran para ello serían justificables.

En la inauguración de la Octava Semana Nacional de Transparencia, Calderón dejó en claro que ni siquiera en una coyuntura de violencia como la que vivimos, la transparencia debe ser tomada como amenaza para la gobernabilidad del País. Todo lo contrario, sólo en un ambiente de apertura es posible el ejercicio democrático del poder.

"No es cierto que la transparencia atente contra la seguridad, al contrario, lo que atenta contra la seguridad del País, contra el interés nacional, contra la estabilidad es la opacidad y sus hijas: la corrupción y la impunidad, eso es lo que daña a México y lo que afecta a los ciudadanos", dijo el Presidente.

¿Qué más se puede pedir después de un pronunciamiento como este?

El Presidente no se quedó ahí, además de decirle al Ejército y a las fuerzas de seguridad en general que no es válido pedir amplios márgenes de opacidad para lograr sus objetivos, también le ordenó a los empleados federales a acatar las resoluciones del IFAI.

El cambio de discurso -aunque sea al cuarto para las doce- es una buena señal.

Pero la instrucción a sus subordinados de obedecer a las autoridades de transparencia, aunque alentadora, es insuficiente. La orden no basta para cerrar la pinza.

Calderón sobreestima la fuerza de sus regaños para modificar el comportamiento de la burocracia. Necesitamos sanciones concretas para quienes incumplan con su obligación de garantizar el acceso de la gente a la información pública.

"Castigos" es la palabra clave. ¿Cuál ha sido el castigo para la infinidad de burócratas federales que incumplen con las obligaciones de transparencia?

Ninguno. La Secretaría de la Función Pública no castiga a nadie por violar la normatividad de transparencia, ni tampoco por revelarse frente a las resoluciones del IFAI. Todo lo contrario, si por algo se distingue la Función Pública es por apapachar a burócratas opacos.

¿Quién recuerda una nota periodística de algún funcionario público siendo castigado por negar información?

En su discurso, Calderón se pronunció porque...

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