Juan Ciudadano / 72 hor@s

AutorJuan Ciudadano

El episodio de la semana pasada pasó a formar parte de la historia de la participación ciudadana a través de las redes sociales en la definición de la política pública en México. Se trata de un capítulo de participación organizada, de presión informada y con objetivos específicos a lograr en una enmienda constitucional.

La modificación forzada de una reforma torcida misteriosamente de último momento que pretendía quitarle facultades al IFAI provocó la activación de organizaciones de la sociedad en los medios tradicionales, pero particularmente desde Twitter y Facebook.

El nivel de presión montada con argumentos -no rebatidos- forzó a los legisladores del PRI y del Partido Verde a meter reversa y al PRD a tomar postura a 72 horas del intento de madruguete.

Este incidente, de alcances importantísimos para la vida democrática del País, viene a comprobar que se puede orillar a los legisladores a comportarse como lo que son, representantes populares, cuando desde la sociedad organizada se tiene claridad sobre lo que se quiere.

Hay lecciones por rescatar.

La primera es que se pueden reducir los espacios para las decisiones legislativas surgidas de la más burda conveniencia de los actores públicos, o del deseo de mantener márgenes de maniobra frente a la ciudadanía. Que estos espacios sean más reducidos, o casi nulos idealmente, está en función de la intensidad y calidad de la participación ciudadana.

Una segunda lección apunta a que actitudes poco ensayadas en la política mexicana como es el decir "me equivoqué", no sólo se valen sino que incluso parecen ser bien recibidas. Así lo hizo el PRD a través de su dirigente Jesús Zambrano, además fue sin rodeos, con dignidad, y con disposición a enmendar. ¿Qué más se puede pedir?

Tercera lección -interesante y atípica- es que los organismos públicos cuyo destino está en juego a través de una deliberación legislativa específica también pueden dar su opinión y ésta debe ser escuchada y tomada en cuenta.

Era evidente que el IFAI, y particularmente quienes lo dirigen, son jueces y parte en la discusión. Pero la transparencia de los intereses de los "opinadores" (en este caso el IFAI) no demeritan, por el contrario, generan confianza sobre el conjunto de la discusión. Las aportaciones de quien tiene intereses revelados están obligadas a ser tomadas por el mérito de su valor intrínseco y no por quien las empuja.

Finalmente, y visto en el contexto de otras reformas bajo debate, no siempre tomar la calle con...

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