Juan Ciudadano / (Mal) Gasto en educación

AutorJuan Ciudadano

"La próxima Steve Jobs" dice la portada -en grandes letras- de la revista Wired. En la fotografía aparece Paloma Noyola Bueno, de 12 años, egresada de la escuela José Urbina López de Matamoros, Tamaulipas.

Paloma va en primero de secundaria de una escuela en una zona urbana marginada y obtuvo el mejor resultado en el País en la evaluación estandarizada de matemáticas. El artículo habla del talento y la determinación de una niña por salir adelante, y de la audacia de un profesor para romper esquemas y jugársela para sacar los mejor de sus alumnos.

El artículo es una interesante historia de lo improbable.

Nuestro reto en México es precisamente que no sea así. No se trata de formar al próximo Steve Jobs, sino simplemente de hacer que nuestro sistema educativo esté diseñado para ser puerta de oportunidades, mecanismo de asenso social, palanca de desarrollo.

Mexicanos Primero, que preside Claudio X. González y dirige David Calderón, se ha dado a la tarea desde hace tiempo a elegir, cada año, un tema clave para acelerar la transformación de nuestro sistema educativo hacia lo que necesitamos de éste. Para el 2013 eligieron el tema del gasto público.

No hace falta mucha explicación de por qué el presupuesto, y en particular su concreción en gasto público, es la expresión más concreta de lo que estamos haciendo y dejando de hacer como País para aprovechar nuestros recursos para formar mejores mexicanos.

El buen gasto compensa, iguala, premia y castiga donde se necesita, subsana, equipa. Un sistema educativo es bueno cuando sistemáticamente se gasta bien.

La conclusión del informe "(Mal) Gasto. Estado de la educación en México 2013" dado a conocer la semana pasada por Mexicanos Primero ((www.mexicanosprimero.org) es que el gasto público en México en materia educativa es ineficaz; pues "no se diseña ni se aplica de forma que favorezca el aprendizaje".

El gasto también es inequitativo porque la forma en que se adjudica "ahonda las brechas entre estados, regiones y comunidades".

Se trata de un gasto que está capturado por "cúpulas sindicales que interfieren y desvían a su favor". También es ineficiente el gasto en la medida en que "se dispersa en una multitud de programas irrelevantes".

Finalmente es opaco, pues no está abierto al escrutinio en ninguna de las etapas de su ejercicio, y es también corrupto, habida cuenta del desvío como práctica cotidiana y recurrente.

"Mal gasto" es la forma suave de ponerlo.

¿Por dónde empezar ante esta situación?

Es...

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