Juan Ciudadano / Parásitos del deporte

AutorJuan Ciudadano

Abundan las leyendas de directivos de organismos deportivos, públicos y privados, en el ámbito local y federal, que usan sus posiciones como becas para viajar con lujos a costa del erario.

Los rumores y filtraciones de estas historias se hacen públicos frecuentemente tras los fracasos deportivos de representativos mexicanos en competencias internacionales.

Pero las organizaciones y ciudadanos independientes comprometidos con el deporte de alto rendimiento han desaprovechado las herramientas de acceso a la información para evidenciar la desvinculación del gasto de los directivos con el apoyo a la competitividad de los atletas.

Una resolución del IFAI de la semana pasada puede servir de precedente de lo que, de convertirse en práctica generalizada a nivel nacional y en los Estados, puede ayudar a erradicar el dispendio y el gasto injustificado de quienes viajan acompañando a los atletas a competencias internacionales.

En septiembre del año pasado, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) respondió que eran inexistentes los documentos que comprobaban los gastos de los funcionarios de esta dependencia en Beijing durante los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Cómo habrán estado las cosas para que las facturas de hoteles, restaurantes, medios de transporte y el resto de los servicios contratados por los funcionarios mexicanos no pudieran ser entregadas tal como se tenían en ese momento y antes tuvieran que ser "debidamente registradas presupuestal y contablemente".

Carlos Hermosillo, director del Conade, optó por devolver 103 mil 158 pesos que le dieron de viáticos para los Juegos Olímpicos con tal de no tener que dar a conocer sus facturas.

La buena noticia es que, siendo el ámbito de los deportes uno que interesa de manera especial a la ciudadanía, la posibilidad de hacer del conocimiento público las facturas pagadas -con el erario- a quienes son responsables por los resultados de México sí sirve para ejercer presión.

La mala noticia es que todavía no se ve un castigo ejemplar para quienes esconden o destruyen estos u otros documentos públicos. Ni siquiera cuando es indiscutible que los documentos existen, cuando su carácter público no se puede disputar y, por lo tanto, tenían que haber sido mantenidos en archivo.

Es inaceptable, por ejemplo, la respuesta de la Conade en torno a los gastos de los...

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