Juan García de Quevedo / Las enseñanzas de Brasil

AutorJuan García de Quevedo

Para María Fernanda Alonso.

Brasil, ese gigante, despertó. Miles y miles, cientos de miles salen a la calle y se indignan por el gasto excesivo que va a realizar la Administración por asuntos únicamente deportivos y lúdicos, como si fuera una sociedad de la abundancia donde las favelas y millones de pobres no existieran.

Primero fue el problema del costo de un transporte caro y malo, y luego, con eso de las redes sociales, las demandas se fueron ensanchando hasta rendir prácticamente a la clase política. No hay nada más angustioso para los políticos profesionales que ver las largas y grandes avenidas con multitud de inconformes exigiendo justos reclamos.

Los brasileños tienen una forma de sentir la vida festiva y alegre, pero cuando de asuntos serios se trata, también saben ser serios, y lo mismo podrán llenar estadios de futbol, que es su religión particular, que llenar las calles con multitudes con reclamos justicieros. La Presidenta, quien es una mujer con larga historia y de carácter fuerte aunado a una gran sensibilidad, seguramente tiene un asesor mexicano que le dijo: ante cualquier problema que la desborde, la solución es una reforma política.

Pero desgraciadamente lo que se ve en las marchas es un pueblo inconforme con los servicios que todo Gobierno debe prestar; una extraordinaria marcha de clases medias, medias bajas y la pobreza de tantos y tantos.

Siempre he sostenido que el futbol es para al mundo, pero estas marchas de jóvenes inconformes pertenecen a una nueva generación donde todo mundo habla con todo mundo a través de las famosas redes sociales, que hacen pedazos los llamados aparatos ideológicos de Estado.

El asunto es serio y, en parte, nos toca también a nosotros: ¿para qué se tiene un Congreso que no es capaz de tener la sensibilidad política de saber en qué invertir y cómo invertir? Lo esencial de cualquier Congreso es decidir ¿qué se hace con el dinero de los ciudadanos?, ¿cuál es el marco de prioridades?

En Brasil, es tan fuerte la presión de las masas en la calle que la Presidenta Dilma Rousseff ha llegado a proponer un nuevo constituyente, que seguramente no se celebrará.

Lo cierto es que los movimientos de...

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