Juan García de Quevedo / Aparición del Cristo

AutorJuan García de Quevedo

Para Kiko y el Chiquilín.

¿Sabes si existe Dios? Para muchos no tiene respuesta. ¿Crees que existe Dios? Para muchos sí y para otros a veces sí y a veces no. El problema de Dios es indescifrable. Dios está más allá de los límites de la razón. Muchos científicos importantes dicen creer en Dios y muchos, también importantes, dicen que es una pregunta que no debe hacerse porque no tiene respuesta.

Para hablar de Dios es necesario usar categorías hermanas entre ellas y la más importante, el lenguaje. Después, darle calificativos humanos, por ejemplo, infinito, sin principio ni fin, todopoderoso, omnisciente y luego lo que le agregan las religiones, justo, bondadoso, bello, etcétera.

El problema es que para hablar de Dios tenemos que regresar al hombre y luego repasar la idea que el hombre ha tenido de Dios. Y nos encontramos con tomos y tomos de literatura, filosofía y teología que nos explican por qué Dios existe.

Lo que vence al hombre es el momento de su muerte; desde el hombre de la antigüedad griega hasta el más moderno ciudadano de Nueva York, todos necesitan una conversación, la última y quizá la más importante de su vida, con Dios. Quiero pensar que también los ateos, los escépticos sintieron la necesidad de esa última conversación. Conversación precedida por el hecho insuperable de la muerte. Ante el hecho de la muerte, las preguntas por Dios que tuvieron todo un sentido en la vida desaparecen. Una última conversación donde se puede pedir perdón por no haber creído en Él, clemencia por ser tan soberbios que, al no entrar Dios en los esquemas de la razón, no se creyó en Él, se vivió sin Él y se mantuvo una ética dentro de los alcances de la razón. O sea el temor de quedar para siempre fuera de Dios.

Las iglesias, todas las iglesias, domestican la razón y le imponen la fe. Lo cierto es que, como diría un antiguo teólogo, "si no existe debería existir". El Dios cristiano es el abrazo más poético y misterioso que la historia ha conocido. El más hondo y profundo de los misterios en la imagen de Jesús, el Cristo, el crucificado que murió como hombre y resucitó en...

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