Juan García de Quevedo / Las grietas

AutorJuan García de Quevedo

Del optimismo neoliberal, es decir, de la dominación más despiadada del capital financiero internacional, pasamos a su más absoluto desencanto y a movilizaciones sociales que, como en España, logran impedir los desahucios: los vecinos y las colonias se protegen evitando que sean echados a la calle los deudores morosos. Son formas de autodefensa contra órdenes judiciales y la Policía incluida. En casos extremos la solidaridad social no se anda con rodeos y pone un alto a las autoridades para que no puedan cumplir una ley que la gente considera injusta. La población se organiza y, al decir de Jorge Alonso, crea grietas en un sistema cuya racionalidad pone en entredicho.

En su artículo más que sugerente, Héctor Raúl Gadea nos habla de los comunidades campesinas armadas para su defensa. Aquí, según el Doc. Alonso, se abre no sólo una grieta sino un grietonón porque el concepto de seguridad ciudadana implica también el de justicia y libertad. Libertad para caminar, para sembrar y cosechar, libertad para pasear por los bosques sin el peligro de los talamontes y justicia que se realiza en las asambleas populares ante los criminales que azotan las regiones más pobres de nuestro país.

Seguridad y libertad con hacer justicia podrían pensarse como tres conceptos distintos pero en la práctica ciudadana están íntimamente unidos. Lo nuevo son los profundos vacíos que deja el Estado para que la delincuencia haga y deshaga. Pero lo inédito es que las comunidades se armen para defender sus derechos. Por supuesto que la legalidad está hecha pedazos, pero la legitimidad de estas acciones comunitarias es tan sólida y fuerte que incluso las Policías y el Ejército les permiten a las comunidades actuar en su defensa. Estos campesinos pobres defienden su libertad, la justicia y su seguridad con las armas en la mano ante la total ausencia del Estado y la Ley. Es su vida lo que está de por medio y la vida misma de la comunidad campesina. Es decir, estos grupos de autodefensa mantienen el orden que el Estado es incapaz de mantener. Es francamente asombroso verlos con el rostro cubierto...

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