Juan García de Quevedo / López Obrador III

AutorJuan García de Quevedo

Ante la parálisis teórica y práctica que actualmente vive nuestra clase política, parece que decidió enloquecer. El Señor Slim pronuncia la palabra endiablada del sexenio: populismo. Inmediatamente, nuestros actores políticos deciden recibirla como consigna y volver fuerte y duro a la carga contra López Obrador.

El Señor Slim aparece así como Gran Sacerdote acompañado de su inseparable Felipe González (líder histórico del PSOE y ex Presidente de España). La reflexión es sencilla: más capacidad política, más poder económico, es imposible; por tanto, todos a coro demos a la palabra su significado en el aquí y ahora de la Nación. Ciertamente pocos de nuestros políticos saben qué significó, qué fue, qué es y qué significa la palabra del mal, pero arrodillados ante el Gran Maestro, consideran que se refiere al gobernante de la Ciudad de México y a ese mal consejero de la prudencia y pertinencia política que es el pueblo.

Después vino la visita de López Obrador al Presidente Fox -que ilusionó tanto a la ciudadanía- para buscar un arreglo que permitiera tranquilizar las turbulentas aguas políticas y así dejaran a López Obrador sencillamente competir. El Presidente Fox, conocedor de la ignorancia del populista López Obrador, llevó al Señor Creel para que le ayudara con su cátedra a entender que el problema del desafuero no se conoce en Los Pinos sino en el Poder Judicial. Que en México existen tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial -por eso de Montesquieu y compañía- y que, por tanto, el Jefe de Gobierno del DF no fue al lugar adecuado. El asunto de López Obrador no es político, es judicial.

Después vino la nota política y periodística para indicarnos que, para efectos mediáticos, el Señor López Obrador ya no es López Obrador sino simplemente López. Seguramente esto sucedió después de un largo estudio de mercadotecnia donde se resolvió que ser sólo López era menos importante, impactante y mediático. Ahora los político opositores a López Obrador le dicen sólo López y los columnistas opositores también escriben sólo López. De tal tamaño es el talento de nuestros políticos...

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