Juan Pedro Oriol / La gloria y el infierno

AutorJuan Pedro Oriol

El infierno. Se encuentran allí un político tapatío, un político estadounidense y uno inglés. El estadounidense le contaba al inglés que había un teléfono rojo en el infierno y que iba a hablar con el diablo para pedirle autorización para usarlo. Fue y le pidió al diablo permiso para hacer una llamada a los Estados Unidos, para saber cómo se quedaba el país después de su partida.

El diablo le concedió el permiso y la llamada duró dos minutos. Al colgar, el diablo, ni tardo ni perezoso le cobró al político 3 millones de dólares por la llamada. El político le hizo un cheque y le pagó.

Al enterarse de esto, el inglés hizo lo mismo, llamó a Inglaterra durante 5 minutos y el diablo le pasó la cuenta de 3 millones de libras. El político inglés inmediatamente pagó.

Viendo esto, el tapatío sintió ganas de hacer lo mismo. Cuando colgó, después de haber llamado a México más de 3 horas, el diablo le dijo que era un peso con cuarenta y ocho centavos. El político quedó sorprendido. ¿Por qué le había salido tan barato llamar a México?

Y el diablo le respondió: "Mire señor, con el desempleo, la tenencia vehicular, el raquítico salario mínimo, las reformas fiscales recién aprobadas, los despidos masivos, los retiros de subsidios al gas, la electricidad y el agua y con todas las broncas que están generando los que siguen en contra del Macrobús, de los Juegos Panamericanos y de la construcción de la presa de Arcediano, ¡todo en Guadalajara se ha convertido en un verdadero infierno! Y pues, de infierno a infierno, la llamada es local".

Estamos ya en la recta final del año. La que debería ser una época linda, llena de buenas intenciones, deseos y pensamientos, se está convirtiendo en una maraña de insatisfacciones y preocupaciones que las más de las veces son mínimas en comparación de las cosas realmente esenciales en la vida.

Son muchos los que han catalogado este año como el año de las crisis. No hay dinero. No encontraremos aguinaldos rechonchos ni regalos navideños especiales. No iremos de vacaciones muy lejos ni las posadas serán glamorosas.

Pero eso sí, hay y seguirá habiendo desempleo, impotencia, enfermedad, dolor y algunas desilusiones contenidas.

Ya lo dijo hace un par de días el Santo Padre durante una conferencia en Roma: "La humanidad está sufriendo una sordera del espíritu, que levanta barreras cada...

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