Juan Pedro Oriol / Imperio en declive
Autor | Juan Pedro Oriol |
Resulta increíble que en pocas semanas la reputación de un hombre como Rupert Murdoch, el magnate de las comunicaciones, esté siendo vapuleada. Este australiano nacionalizado estadounidense -excelente táctica, pues en Estados Unidos las leyes impiden que cualquier extranjero pueda ampliar sus inversiones por más de 2 mil millones de dólares- enfrenta, a sus 80 años de edad, la peor de las batallas.
Durante años, uno de sus semanarios en Gran Bretaña, News of the World, ponía en marcha métodos abyectos y reprobables para obtener información sensacionalista, llegando hasta el extremo del espionaje telefónico.
En cifras, se asegura que fueron más de 4 mil personas quienes sufrieron espionaje -integrantes de la familia real, políticos, celebridades y gente anónima-.
Y se ha comprobado que al registrar más de 7 millones de lectores era uno de los semanarios más leídos.
Sería absurdo que un empresario como Murdoch, cuya fortuna se calcula en unos 32 mil millones de dólares, estuviera al margen de cuanto sucedía al interior del semanario. Por más que nos digan que empresarios como él viven en otra dimensión, alejados del teje y maneje de sus empresas, claro está que es con lupa como revisan una a una las operaciones de sus emporios.
Murdoch haría lo mismo, y no sólo de este semanario, sino de sus otros diarios, revistas, cadenas de televisión y empresas de cine y entretenimiento. News of the World habría modificado su partida de gastos, y en ella se exhibirían conceptos como contrato de detectives y compra de tecnología sofisticada para espionaje. Todo este trabajo de investigación para desenmascarar estas prácticas antiéticas lo realizó otro periódico, The Guardian, preocupado más en ganar puntos en la guerra mediática que en defender o revalorar la olvidada ética periodística.
La respuesta de Murdoch ha tenido diversificaciones. Primero, pidió disculpas públicas hace una semana, publicando en todos sus periódicos ingleses un "Lo sentimos". Segundo, cerró el News of the World. Tercero, despidió a dos de sus principales directores ejecutivos, en quienes concentró gran parte de la culpa. Y cuarto, retiró de manera abrupta su deseo por adquirir el 61 por ciento de British Sky Broadcasting, empresa británica líder en televisión digital.
Aún así, sabemos que el empresario seguirá en el ojo del huracán, porque la influencia política que él tenía, tanto en Estados Unidos como en Europa, presentará también resquebrajaduras, ya que lo más seguro es que...
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