Juan Pedro Oriol / El Papa y Obama

AutorJuan Pedro Oriol

No quisiera dejar de comentar la reunión del miércoles de la semana pasada, cuando el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó por primera vez Roma. Obama viajó solo, sin la compañía de su mujer ni de sus hijos. Y el encuentro personal que sostuvo con el Papa Francisco, aunque duró 50 minutos, 20 minutos más de los que El Vaticano suele dedicar a citas como ésta, resultó ser crucial por los temas que abordaron entre ambos, convirtiéndose en la noticia de la semana.

El mismo Obama declaró que haber conocido al Papa le resultó algo "maravilloso". La histórica reunión tuvo un motivo principal: el compromiso mutuo tanto del Papa como del Presidente estadounidense para luchar contra la pobreza y la desigualdad social que azota al mundo entero. No podía ser diferente que el representante del país más rico y poderoso del mundo mostrara interés en este tema.

La marginación social es un cáncer lacerante en Estados Unidos. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos justo se ha opuesto al recorte de subvenciones a los pobres y de ayuda al desarrollo. Este recorte se pensó para ayudar a sofocar en algo el ahogamiento que sufre la economía nacional. Y Obama está dispuesto a cambiar esta situación por petición del Papa.

La oficina de prensa de la Santa Sede informó que también se abordó el delicado tema de la reforma migratoria en Estados Unidos. Era un tema obligado, que el Papa tocó con esa determinación que le caracteriza. Supimos, a través de los medios de comunicación, que un grupo de inmigrantes latinoamericanos viajaron hasta Roma para estar presentes en la audiencia del miércoles y pedir "ayuda" al Papa, a fin de que se detengan las deportaciones en Estados Unidos, con las desde hace cinco años se han deportado a más de 2 millones de indocumentados a sus países de origen, sin importar que con ello destruyeron hogares y separaron a cientos de miles de familias.

A los inmigrantes que acudieron a Roma, provenientes de Chicago y Los Ángeles, se les concedió un lugar preferencial en la audiencia. Se les pudo ver y escuchar. Y al Papa le entregaron un documento con miles de firmas a favor de la regulación de los inmigrantes que ya viven en ese país y que con su trabajo aportan muchísimo a la vida social. Todo esto motivó al Papa...

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