Juan Pedro Oriol / Victoria pro vida

AutorJuan Pedro Oriol

Esta semana, México presenció otra doble victoria a favor de la vida. Por un lado, la reforma a la Constitución de Baja California para proteger la vida desde la concepción seguirá vigente. Y por el otro, la Suprema Corte de Justicia de la Nación desestimó un recurso anti-vida que buscaba derribar el blindaje de la vida ante el aborto en el estado de San Luis Potosí. En ambos estados no se emitieron los votos necesarios para invalidar la protección al no nacido. Y una vez más, gracias al sano juicio de los ministros, las legislaciones locales de estas entidades reconocerán como titular de derechos al no nacido.

Este tipo de noticias realmente llenan de alegría y esperanza. Tras resaltar el ingreso del término "persona" en la Constitución Federal en junio de este año, este panorama ya se veía venir. Y no podría ser diferente, pues ya nos sigue quedando claro que ahora que la defensa de la vida es una realidad en 19 estados de la República Mexicana, habrá de llegar un mañana donde en todo el ancho y largo del País pueda suceder lo mismo. Claro, el caso del Distrito Federal es difícil y duro, y más cuando los que tienen voz y voto y dirigen siguen creyendo que el centro del debate es la criminalización o la condena de la mujer que quiere abortar y que la ley no se lo permite. Quienes piensan así están cometiendo un error craso. En esencia, no se busca atentar contra el derecho de las mujeres, mucho menos contra su integridad y su salud. Aquí se ha buscado promover los derechos del ser humano que aún no nace, pero que está gestándose en el vientre materno y llegará a ser una vida humana plena.

Para encontrar el justo medio en esta dualidad de intereses, los de la madre y los del no nacido, el cardenal Norberto Rivera expresó sus pensamientos, que arrojaron luz: "El crimen del aborto no es el único camino para las mujeres que se sienten desamparadas y sufren confusión al tomar una decisión fundamental (...) La Iglesia no condena a ninguna persona, más bien, porque así lo que querido Jesús, es un sacramento de reconciliación, comprensión y amor para quien ha pecado y se ha arrepentido". Si a la Iglesia se le tacha de retrógrada e insensible a la realidad de las mujeres que sufren cosas indecibles por un embarazo no deseado, deberían acercarse y conocer cuál es su verdadero sentir. La Iglesia y sus hombres están llamados a defender la vida desde el seno materno. Ha sido la...

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