Juan Villoro / Un árbol

AutorJuan Villoro

En un texto entrañable, Laura Emilia Pacheco recuerda los días en que visitaba redacciones para repartir y cobrar los textos de su padre, José Emilio Pacheco. Pocos autores se han dedicado con tal fervor al periodismo cultural.

Sus plazos de entrega eran agobiantes y sólo podía cumplirlos con la ayuda de su hija adolescente. Contagiada por el deseo de recuperar el mundo por escrito y el ambiente de los diarios, Laura Emilia se convertiría con los años en una notable cronista.

El texto al que me refiero habla de una vocación y de un trabajo duro. Cuando Calvino compartió con Pavese las fatigas de la editorial Einaudi, admiró la capacidad de su colega de utilizar su vastísimo talento a favor de tareas que otros considerarían mínimas y que él convertía en piedras culturales. Así aprendió que una carta, un dictamen, una solapa pueden escapar al estilo "personal", pero no al rigor. Lo mismo puede decirse de Pacheco.

Aunque cultivó con destreza de polígrafo todos los géneros, modificó uno en tal forma que ya resulta inseparable de su impronta: el artículo cultural disfrazado de nota objetiva, casi anónima. Christopher Domínguez Michael señaló hace unos días que confirmó su vocación al leer un texto periodístico de Pacheco. Decenas de autores le debemos la misma epifanía.

Desde el título, la columna "Inventario" se postulaba como la obra de un amanuense de lo real, un testigo casi anónimo, que no pretendía imponer sus gustos ni caprichos.

Pacheco disfrazaba su erudición y desplegaba conocimientos como si se tratara de noticias fáciles de conseguir. En una época anterior a Google, era un insólito "motor de búsqueda" que compartía sus hallazgos como si le hubieran llegado solos. Las indagaciones y los libros necesarios para atar cabos solían quedar fuera del texto. El autor trabajaba con denuedo para que el lector no tuviera que hacerlo.

Durante décadas, "Inventario" ofreció un registro de la cultura en el tono diáfano, de articulada espontaneidad, de quien habla ante una taza de café. Tanto en la poesía como en el periodismo, Pacheco introdujo un renovador tono conversacional. Firmaba sus textos periodísticos con sus iniciales (JEP), simulando que su intervención se limitaba a levantar un acta. Aunque se trataba de piezas inconfundibles, las trataba como si no le pertenecieran del todo y se rehusó a reunirlas en libros. Así enfatizaba el sentido de la cultura como hecho colectivo. Cuando finalmente aparezcan los muchos tomos capaces de contener su...

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