Juan Villoro / Armas y letras

AutorJuan Villoro

La loable iniciativa de transparentar los datos sobre la violencia ha permitido conocer de manera confiable una escabrosa realidad. Más de 34 mil muertos en cuatro años, saldo superior al de la guerra en Afganistán.

No es extraño que en un ambiente de deterioro la crispación se generalice. Si alguien critica la política de seguridad que produce tantas víctimas, otro comenta: "¿Y qué querías: que no se hiciera nada?".

La discusión entre Todo o Nada lleva al silencio. Criticar los accidentes en una carretera no invita a suspender los viajes, sino a mejorar la forma en que se hacen. El problema no es que se combata al narcotráfico, sino que no se obtengan mejores resultados.

No conocemos la solución porque no existe un remedio. A largo plazo, la salida del conflicto vendrá de los efectos combinados de la legalización regulada y paulatina de ciertas drogas, la investigación de redes de financiamiento y lavado de dinero, la detención de cómplices del narcotráfico en los tres poderes y en el mundo empresarial, y una más eficaz relación con Estados Unidos, donde el tráfico de drogas y armas opera con el suave fluir de lo institucional, sin cárteles ni capos conocidos.

En un contexto en el que tanto se discute sorprende que no se hayan atendido las variables educativas y culturales del tema. Los focos rojos están a la vista. El Presidente Calderón señaló que el país tiene siete millones de "ninis", jóvenes que no estudian ni trabajan. Tampoco tienen opciones deportivas, religiosas o culturales.

En 2010 México ocupó el último lugar en América Latina en recuperación de empleos. Al menos una generación carecerá de un horizonte laboral deseable. Su destino lógico es la inopia, acentuada por el alcohol, las drogas y la televisión.

Suiza tiene tantos habitantes como nosotros tenemos "ninis". Si contamos a los que tienen empleos o estudios temporales y carecen de futuro garantizado, podríamos llenar varios países escandinavos con mexicanos sin alternativas.

El problema es gravísimo por una razón adicional: hay otras opciones, todas ilegales. El narcotráfico no puede ser visto como un simple "Llamado del Mal"; para millones de jóvenes, representa la única opción concreta de obtener una mejoría económica instantánea, compartir códigos de pertenencia, asumir una identidad definida y elevar la autoestima. El hecho de que un sicario pueda morir pronto no siempre es un argumento disuasorio. El peligro -las intensidades de una vida breve- incluso pueden ser un...

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